Los bonos verdes son un tipo de financiación de renta fija emitida sea por una entidad pública o privada que se diferencian de otros créditos porque el dinero debe ir destinado a financiar proyectos denominados “verdes”, es decir, amigables con el medio ambiente, ya sean proyectos que impulsen la transición ecológica, la gestión de residuos, las energías renovables, la conservación de la biodiversidad o la adaptación al cambio climático entre otros similares.
Estos bonos que están secundados por el Banco Mundial y el Banco Interamericano del Desarrollo, se originaron en 2007 de la mano del Banco Europeo de Inversiones.
Estos últimos años han sufrido un gran crecimiento debido al aumento de la sensibilización de toda la sociedad por la protección del medio ambiente, llegando en 2020 a su máximo histórico y alcanzando los 269 mil millones de euros, aunque se espera en el futuro que siga creciendo.
Algunos de los beneficios que supone para una empresa invertir en este tipo de bonos son:
– Incentivos fiscales.
– Mayor reputación de la marca y la empresa, pues pasan a ser consideradas las sociedades como empresas sostenibles.
La media de la revalorización de este tipo de inversión es del 10%. El auge de este tipo de financiación se ha visto potenciado a partir del acuerdo alcanzado en París en 2016 y por el confinamiento por la pandemia.
.- Este es un artículo de Eva Remolina y AMIC para Menorcaaldia.com
