Menorca presenta niveles de escolarización muy estables en el tiempo y en consonancia con el volumen de población, según el Anuario de la Educación que se presenta este miércoles, a las 19 h, en la sede de la UIB en Alaior. En él se observa que estos niveles “son algo más elevados en la matriculación de FP (10,35% en FP básica; 9,3%, en FP de grado medio, y 7% en FP de grado superior), mientras que los alumnos matriculados en los niveles regulares se sitúan entre el 7 y el 8,7% (Infantil, Primaria y ESO).
Menorca presenta también los mejores índices de promoción de las Islas Baleares, tanto en educación primaria (99%) como en la ESO. Por otra parte, y en un contexto en el que el número de repeticiones se ha reducido en los últimos años, “curiosamente Menorca presenta los porcentajes de repetición en primaria más elevados de las Islas Baleares, pero, en cambio, los niveles de repetición en ESO más bajos”.
El Anuario de la Educación ha hecho una recopilación de las experiencias pedagógicas fruto de las adaptaciones derivadas de la pandemia, en relación con las desigualdades, las emociones y las tecnologías. “Se ha querido hacer eco de las múltiples iniciativas desarrolladas en un marco de urgencia y a la vez con grandes dosis de imaginación, en el conjunto de las Islas, tanto en centros de titularidad pública como concertada, y también de forma específica en centros ubicados en zonas especialmente vulnerables”. En esta línea, se sitúan los artículos de M. Àngels Barber y Rebeca Gutiérrez, sobre el proyecto ‘No ho escampis’, en los centros de Menorca, para concienciar a los escolares en relación con la importancia de la prevención en el marco de la COVID -19. No en vano, Menorca es la isla que ha tenido el porcentaje de alumnos positivos de COVID-19 más bajo de las Islas Baleares.
El anuario, en el apartado de recopilación de experiencias en educación social, centrado precisamente en iniciativas socioeducativas en el ámbito escolar, recoge las experiencias de las redes de corresponsabilidad educativa en un artículo de Ester Gonyalons. Como ejemplo de buena práctica educativa, da a conocer la red del Grupo de Trabajo 0-3 de Menorca, una red político-administrativa e interdisciplinaria que, aunque la crearon de forma informal, ha resultado ser efectiva en la resolución de las problemáticas del ciclo de educación infantil.
En el apartado de investigación e innovación pedagógica, destacan el proyecto ‘Del plat a l’escola’, que recoge Noemi Garcia. Este proyecto, que es más que una iniciativa socioeducativa de promoción de la salud y que aborda un ámbito tan de moda como es el de la sostenibilidad ambiental y la soberanía ecoalimentaria, constituye todo un ejemplo de lo que se puede hacer desde el ámbito educativo para contribuir a dar la vuelta al perverso sistema que nos lleva al cambio climático ya la destrucción del planeta.
Se incluye también el capítulo sobre la historia de la escuela rural en Menorca, de Adolf Sintes, desde el que el autor reclama el reconocimiento del papel que tuvo la escuela rural menorquina en la alfabetización e instrucción de los campesinos de isla.