La práctica totalidad de trabajadoras domésticas son mujeres. Los contratos que fijan las condiciones de trabajo son aún, en la mayoría de los casos, el claro ejemplo de la precariedad: tienen una base legal poco definida, adolecen la pérdida de seguridad, está mal pagado por las horas y el esfuerzo dedicado y otros elementos que recoge la última encuesta que ha publicado la colección Quaderns Gadeso en Balears.
Un informe independiente del sindicato UGT apuntaba que nuestro país es el segundo que tiene a más trabajadoras domésticas de la Unión Europea. Desde que la legislación empujó a que este trabajo cotizara a la Seguridad Social (en un Régimen Especial) afloraron muchos puestos de trabajo que hasta la fecha no estaban declarados. Pese a todo, sigue existiendo un gran número de personas que no están cotizando, especialmente mujeres extranjeras que se quedan fuera del sistema de protección social y sin ninguna regulación de las horas de trabajo, ni derechos adquiridos.
Las cifras que aporta Gadeso demuestran que desde el 2019 ha bajado la cifra de trabajadoras que no tienen un contrato aunque representa más de la mitad de mujeres que trabajan (el 54% del total). Por otro lado, el 48% de la procedencia de mujeres que trabajan cuidando la casa y ocupándose de estas tareas y sin tener un contrato regulado vienen desde Sudamérica. El 39% son españolas y, a más distancia (4%) de Europa del Este, (2%) África subsahariana o (2%) el Magreb.
Las tareas encomendadas a las trabajadoras domésticas van desde el mantenimiento básico de la casa (limpieza), cuidado de niños o personas mayores o personas dependientes e incluso el cuidado integral de la casa (incluyendo preparar la comida, lavar y planchar la ropa). La contratación se suele hacer a tiempo parcial. Las trabajadoras domésticas que viven en la propia casa no son tan numerosas. Según los datos que arroja la última encuesta de Gadeso la mayoría de mujeres inmigrantes que trabajan en el sector doméstico está dedicada a cuidar a personas mayores (70%), en segundo lugar el cuidado de la casa (50%) y en tercer lugar el cuidado de los niños (27%).
El perfil medio de trabajadora doméstica supera la media de los 30 años, tanto en españolas como en inmigrantes. La mayoría solo ha superado los estudios primarios aunque entre el colectivo de inmigrantes es superior el número de trabajadoras que tiene estudios secundarios o superiores.