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“Colorín colorado”

Un artículo de Jaume Santacana

"Es dulzura gastronómica (fresas) y campestre (amapolas) y, al mismo tiempo es vida (la sangre, sin ir más lejos…) ¿hay algo más vital?"
"Es dulzura gastronómica (fresas) y campestre (amapolas) y, al mismo tiempo es vida (la sangre, sin ir más lejos…) ¿hay algo más vital?"

De todos los colores existentes, el rojo es mi preferido. Puede que esta aseveración no tenga ni la más mínima importancia para el resto de los mortales pero, en todo caso, queda dicho.

Podría ocurrir, sin embargo, que alguno de los mortales que no estuviera en el resto, se interesara por los motivos reales de mi preferencia por el color rojo. Así pues: ¡va por el mortal curioso!

El rojo –más exactamente en su estado más puro, el magenta- es un color vital, valiente, perfectamente reconocible en toda su intensidad; es un color para sensibilidades robustas, para personas decididas; no admite réplicas y alcanza pocos matices. Es, en definitiva un tono cromático con una personalidad colosal, enorme, definitiva. Es dulzura gastronómica (fresas) y campestre (amapolas) y, al mismo tiempo es vida (la sangre, sin ir más lejos…) ¿hay algo más vital?

Las comparaciones, dicen, siempre son odiosas. Pero para remarcar con más fuerza la supremacía del rojo, permítanme describir, con pocas palabras, algunos de los otros colores existentes, naturales o mezclados, o sea, postizos.

Para empezar, el verde es mediocre. Antes, pintaban las habitaciones de los hospitales de este tono, porqué opinaban que relajaba. ¡ya me contarán! A veces, relajaban tanto que los pacientes dejaban este mundo cruel para visitar el más allá, de tan “relajados que estaban…. Dicen, también, que es el color de la esperanza. Por eso, muchas de las paradas de autobuses son verdes. El verde es superficial, como miedoso, puede llegar a ser algo incoloro, incluso. Sus chistes suelen ser groseros. Lo verde es verde porque no puede ser otra cosa. Las verdes campiñas no son nada sin sus cultivos: aburren y apuran la mediocridad más real.

El azul, por no ser, no es ni color. No hay nada azul, más que el cielo. Y el cielo se nubla. ¿Han visto ustedes, en alguna ocasión, algo azul en la naturaleza?¿Vajillas o cubiertos azules?¿Confesionarios azules? No. Sólo los pitufos.

He dejado para el final, el más abyecto de los colores: el amarillo. La sola visión de esta palabra escrita, ya me produce, inmediatamente, nauseas y otros daños colaterales. Es un color absurdo, estúpido, ramplón, desagradable, falso, horrible, sin ética, cobarde, traidor, lameculos (bueno: eso quizás no), sin ningún prestigio, de un mal gusto especialmente remarcable.

Sólo algunas florezuelas silvestres y campechanas, se salvan de la quema. Y las mimosas. Pero las demás manifestaciones de este color grotesco, especialmente en objetos –artesanales o industriales- son pura bazofia. Es el color del mal gusto, el que se burla de la elegancia, el que no hace más que llamar a la desgracia ,la pobreza mental y el desanimo. Para más inri, el amarillo, trae mala suerte. Ya estoy tocando madera.

Puede parecer que la realidad cromática -tan variada ella- no tenga excesiva importancia en la vida social, pero la realidad demuestra que, verdaderamente, existe una brutal incidencia en el carácter y en la psicología del comportamiento humano. Yo, de verdad, así lo creo. En ocasiones, la visión del blanco y negro refleja con mucha más precisión, algunas de las actitudes mentales de la población. El blanco y negro ofrece mil matices y gamas superiores a la cosa cromática.

Un servidor, para clarificar las cosas, anularía tanta variedad de colorines y regresaría al mundo de la fotografía primitiva: al blanco y negro o, en el mejor de los casos, a la visión sepia. Probablemente existirían menos complicaciones y la civilización ganaría en sencillez, que falta le hace.

Es sólo una propuesta…


Comment

  1. … volver al blanco y negro tiene un nombre… carca… es volver al pasado, al moho y la caspa… a las privaciones y las limitaciones… es limitarnos a tener que escoger entre dos únicas opciones, y lleva intrínseco la anatemización del gris y su vasta paleta de opciones, que para blancos y negros supone una herejía… en cuanto a la bandera del arco iris, explosión de colorido moderno y actual, el pensamiento en blanco y negro lo encuentra peligroso… por eso ven con malos ojos a los colectivos LGTBI, al feminismo y al ateísmo moderno, porque no les gustan los colores… mente pequeña, un sólo botón basta, on/off ; blanco y negro… abuelete…

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