“Llegan las dudas”

“¿Y si los negacionistas en algo tuvieran razón? ¿y si lo que nos están diciendo los medios oficiales fuera mentira?”.

Así se expresa el presentador de televisión con gafas perennes que no hace mucho tiempo recomendaba estigmatizar a los no vacunados poniéndole pegatinas.

Al Kun Agüero también le acechan ahora las dudas. Tras haber hecho campaña por la vacunación, se pregunta si los problemas de corazón que han provocado su precipitada retirada del fútbol han sido provocados por el virus o por la vacuna. Sí, la vacuna que antaño recomendaba, entra en escena.

Es lícito tener dudas. Es recomendable, diría yo. Es más, creo que el grado de inteligencia de una persona, viene dado por la profundidad de sus dudas. La duda, a veces, requiere separarse de las convicciones de uno mismo para tomar de manera objetiva, la mejor solución. Seguro que la elección elegida, tras una duda meditada, será la acertada.

Pero las dudas deberían venir en el proceso de decisión y valoración de escenarios, previos a tomar acción.

Duda, investigación, meditación y acción. Ese debería el proceso.

Si se invierte el orden y se antepone la acción a la duda puede surgir el arrepentimiento porque puede ser que las decisiones tomadas tengan consecuencias irreversibles. Si no, que se lo pregunten al Kun.

Un personaje público, como Risto Mejide, debería ser prudente antes de descalificar a los que piensan distinto porque el altavoz que le ofrece la televisión puede influir de manera nociva en sus seguidores. Y es bueno que dude y que lo comparta con su audiencia. Pero en este caso llega tarde.

Si antes hubiera fomentado la duda entre su audiencia y no la segregación, se hubiera ahorrado alguna imputación por delito de odio. Como le ha ocurrido también a Anabel Alonso. Ambos declaran el próximo día 24 en los juzgados de Madrid en causa abierta por la Asociación Liberum.

Siendo Risto quien es y al vivir de la provocación continuada, quizás era lo que buscaba.

La Sociedad Catalana de pediatría también duda. En este caso de que la vacuna sea necesaria para los menores y pide la retirada de mascarillas en colegios (también dentro del aula), de los confinamientos y de los grupos burbuja porque todo ello, dicen, genera efectos nocivos en la salud mental, la sociabilidad y hasta el aprendizaje de los menores.

Como ven, una duda a tiempo puede salvar vidas. O, al menos, mejorarlas.

Duden de aquel que dice no tener dudas y cree saberlo todo. Como dijo Aristóteles: la duda es el principio de la sabiduría. Y en un país que hacía largas colas para vacunarse porque así podría entrar en un bar o porque lo decía el Gran Wyoming, es un país que no duda. Es un país cargado de decepciones.