Como en todas las guerras, uno de los móviles que la alientan esta invasión de Rusia a Ucrania también es económico. Esta vez más de mayor calado. Tanto porque va a marcar el inicio de una época compleja en la economía occidental por las magnitudes erosivas que harán más complicado nuestro día a día como por el intento de derrocamiento del dólar.
Si en esta sección ya advertía hace meses de que la inflación estaba por llegar cuando la ingente cantidad de dinero impresa durante la pandemia empezara a circular, esta guerra da una vuelta de tuerca más.
La inflación por la impresión de dinero se agrava por el encarecimiento de necesarias materias primas como el petróleo, esencial para los procesos productivos y para el consumo de los hogares. Otras que va a experimentar subidas de precios son los cereales. Rusia es la principal exportadora de trigo y Ucrania es un importante exportador de maíz y aceite de girasol. Estas materias primas se utilizan para elaborar una gran cantidad de productos finales de consumo habitual que también verán cómo aumentan sus precios.
La combinación de la inflación junto a un estancamiento de la producción, motivado por el encarecimiento de la producción, tiene un extraño nombre: estanflación. Y es muy peligrosa. Una subida de precios con una actividad económica en alza erosionaría el poder adquisitivo de las personas pero, al menos, no faltaría el empleo. Imagínense lo mismo pero con una producción congelada y, por tanto, despidos y mayor desempleo.
En casos de inflación y, en mayor medida, de estanflación, nuestras inversiones deben buscar activos refugio. Así como con el oro o incluso, los inmuebles, cumplen ese requisito, esta guerra ha puesto en entredicho que las criptomonedas sean un valor refugio por la debacle sufrida en las últimas semanas y, sobre todo, el día de la invasión rusa.
Yo creo que dejando de lado la mentalidad cortoplacista, las criptomonedas sólidas (las que aportan valor y utilidad y huyen de la mera especulación como razón de ser) sí son un valor refugio, aunque pudiera no parecerlo en un primer momento.
Tras el susto inicial del inicio de la invasión rusa, los inversores buscarán proyectos que ofrezcan utilidad y tengan por delante un desarrollo prometedor. Es por eso que a los dos días del inicio de la invasión, el dinero y las cotizaciones de las criptomonedas notaron una importante mejoría. Si encima es un proyecto deflacionario con cada vez menor emisión de tokens, estamos ante un valor refugio con garantías.
La crisis de las puntocom se llevó, allá por el año 2000, muchos proyectos especulativos por delante. Pero los buenos sobrevivieron y hoy en día valen mucho más que en los momentos previos al crash. Ser valor refugio no implica ausencia de volatilidad.
Pero demos un paso más. Según el gran José Luis Cava, experto en mercados financieros, estamos ante una guerra económica contra la hegemonía estadounidense. Tiene mucho sentido por el momento y por los precedentes.
Rusia y el gigante dormido, China, están aliados para derrocar al dólar. El sistema financiero occidental se está desmoronando por la perpetuación de políticas temerarias y erosivas como la de permitir un exceso de deuda, unos déficits permanentes y una impresión de dinero exacerbada. China y Rusia, sabedores de la debilidad del sistema económico occidental, quieren crear un sistema monetario alternativo, parece que, respaldado por el oro. Por eso están acumulando grandes cantidades. Sería la puntilla al dólar puesto que el dólar únicamente está basado en una confianza en los gobiernos, cada vez más erosionada.
Está en juego la supremacía económica mundial. China, Rusia e incluso India están mejor posicionados que nunca para hacer frente a Estados Unidos. La guerra comercial fue el primer paso. Con un gobierno más débil que el anterior en Estados Unidos, toca desestabilizar el tablero con esta guerra para, más tarde, lanzar el yuan digital respaldado en oro, en caso de China y buscar el mayor respaldo posible. La presencia china en el continente africano está muy extendida. La consolidación de la nueva ruta de la Seda, con gran presencia en Rusia, se erige como un sistema comercial que no depende de Estados Unidos ni de sus embargos comerciales ¿Tiene sentido dejar que el dólar (sin respaldo en oro) siga dominando las relaciones comerciales? Ya no lo necesitan.
China prepara el jaque mate.