La poesía no conoce fronteras. Que se lo digan a Mama Fiera, que como digna representante menorquina alcanzó el círculo de la competición internacional tras ganar los campeonatos anteriores que, como una escalera, la llevaron peldaño a peldaño a medirse con los mejores de otros países.
La edición de 2022 permite de nuevo encontrarse, coincidir en la sala, ver subir al escenario al participante y escuchar sus tres minutos de gloria. En la edición anterior se tuvo que ajustar la fecha entre olas de pandemia, para permitir que fluyera la poesía. Se hizo en Ciutadella con éxito de participación. La poesía está consiguiendo arrastrar a un grupo de aficionados, a crearla, a leerla y a escucharla.
En esencia no parece muy complicado. Las normas piden que recites tu poema en un tiempo limitado, que sea original y que no utilices nada de escenografía. Lo demás queda en manos del jurado que evalúa los que pasarán a la final menorquina.
El pasado viernes 25 comenzó la rueda y escogieron esta vez el Urban Mô de Tomas Cano para arrancar.
La vida y lo cotidiano, el mundo cambiante, los sentimientos y las emociones, la crítica y la subversión, la comedia o el drama. Hay muchas formas de escribir poesía y los autores y autoras menorquinas se aprestan a competir, no por el premio si no por el regalo que supone participar.
Según comentaba esta pasada semana Maria Galeta, una de las organizadoras del evento, se está creando un buen ambiente que se reproduce en cada uno de los encuentros que se llevan a cabo. Además, el precedente de que una menorquina participara del evento mundial gracias a su talento es un aliciente que anima a otros a ver qué pueden condensar en tres minutos como máximo frente al micrófono. Hay que tener una idea clara, saber expresarse sin miedo frente al público y comunicar con la poesía. Así es el Slam Poetry.