Se trata de una rigurosa recopilación de los apellidos tradicionales de las Islas, entendiendo por tales los que han existido entre las conquistas catalanas del siglo XIII y la llegada de la inmigración masiva en el siglo XX. La obra aporta informaciones muy diversas de carácter lingüístico como grafía normalizada de los apellidos y grafías tradicionales, transcripción fonética, etimología y extensión geográfica además de carácter histórico como la antigüedad de los apellidos, informaciones sobre usos familiares, especialmente entre la nobleza.
Ermengol, no Armengol; es Proenç, no Prohens; es Esquerrer, no Escarrer. El tiempo y varios factores, la mayoría de las veces por la interpretación fonética o caligráfica, ha hecho derivar tanto los apellidos que hoy los ancestros no reconocerían el nombre de sus descendientes.
La obra de este profesor de la UIB aglutina 1.932 apellidos tradicionales de las islas. Muchos motes o formas populares de señalar a uno u otro personaje también derivaron en nuevos apellidos que quien inscribía daba por bueno “porque todo el mundo le conoce así”. Otra mala pasada de la tradición oral. O quizás no. Simplemente pudo más el sentido común puesto que a Fulano de tal lugar se le conoce por la referencia del sitio donde vive, de las tierras que son suyas o incluso porque trabaja allí.
Los apellidos tradicionales de las islas son en su inmensa mayoría apellidos catalanes introducidos después de las conquistas catalanas del siglo XIII. Entre los siglos XIII y XIV hubo una profusión de nuevos apellidos en la población balear. El puerto de Mahón, como bastión de la navegación militar y comercial del centro del Mediterráneo Occidental era también un puente cultural potente. La relación entre Mahón y Barcelona ha sido más fuerte que la relación cultural Mahón – Palma de Mallorca pese a que en este último caso hubiera menos distancia.
Según el autor, en los albores del siglo XX ya se habían perdido 1.181 apellidos tradicionales. Unos 750 apellidos guardan su esencia, fonética y escritura intacta desde ese origen catalán de buena parte de los apellidos de las islas.
En este sentido ha tenido mucho peso la configuración más moderna del mundo, globalizado y más pequeño, que facilita la mezcolanza de apellidos y la migración de personas lejos de nuestro archipiélago. Un 40% de los apellidos tradicionales son toponímicos, es decir, hacen referencia al lugar de procedencia de las personas que los atesoraban.
Apellidos como Binimelis, Bunyola, Caimari, Colombars, Deià, Femenia, Femenies o Mesquida tiene, por así decirlo, un ADN propio de las islas.
Recoge Bibiloni en su libro que fue a partir de 1820 que las instituciones españolas fueron dando instrucciones que acabaron por implantar progresivamente el doble apellido, el del padre y el de la madre, una norma que sólo se emplea en España y Portugal.
El libro de Bibiloni ha sido uno de los más vendidos en su categoría en las islas en los últimos tiempos.
¿Cuáles son esas conquistas catalanas?
La frustració no és bona. Si, conquesta catalana. La que ens va dur la nostra cultura i la nostra llengua fa més de 700 anys.
Parlar de conquesta catalana de Mallorca o de Balears nomès es por Fer per dues raons:
-desconeixament i repetir allò que “ens han dit” sensa cap esperit crític.
-per raons d’ideología pancatalanista.
El Rei que comandava les forces era el Rei d’Aragó, les hosts i els lloctinents eran de procedència molt diversa: catalana, aragonesos, castellana, provençal i fins i tot portuguesa.
I tal vegada hauriem de xerrar de “genocidi català” si varen conquerir per la forma, varen imposar la seva llengua i costums als pobladors illencs.
Si parlam de conquesta catalana de Balears doncs Hi ha tres opcions:
-o es falsa la conquesta nomes catalana.
-o es un genocidi poblacional i cultural català de la població illenca.
-“todas las anteriores”.
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Molt be Joan y molt be Roger, som Mallorquins, venin de molts origens. No som catalans