De todos los países desarrollados, los de la OCDE, España es el primero en el Índice de Miseria. Este índice lo creó el economista Arthur Okun (asesor del presidente norteamericano Lindon B. Johnson) y mide los problemas y el desencanto de los ciudadanos generados por la subida de precios y el desempleo.
Ni siquiera la obligatoriedad de la última reforma laboral, de convertir los contratos temporales en indefinidos, maquilla esta situación. Un paro del 13% y una reducción del poder adquisitivo provocados por una elevada inflación son los que hacen que la población sea más pobre y el país genere más miseria. Superamos a Grecia.
Además, el Producto Interior Bruto español es el que menos ha crecido en el último año.
El BBVA avisa de que los baby boomers (nacidos entre 1957 y 1977) lo tienen crudo para obtener una pensión digna si no han ahorrado durante sus vidas y, según sus palabras, tendrán que vender la casa para tener compensar su pensión y poder llegar a final de mes.
Escuchar eso es muy duro, sobre todo tras una vida entera pagando hipotecas de 30 o 40 años y con un índice de esfuerzo de más de 6 años de salario destinado íntegramente a comprar una vivienda. En Baleares, líder de este vergonzoso ranking, se necesitan 10 años de salarios destinados únicamente a tal fin.
España se vuelve vieja, los jóvenes no trabajan de manera estable y sus salarios son precarios. Olvídense de las pensiones, tal y como las conocemos. La pensión media es ya mayor que el salario más habitual. Papá Estado no nos ayudará.
Por si fuera poco, España gasta más de lo que ingresa y se endeuda sin parar. El porcentaje de deuda pública sobre el PIB (lo que genera la economía en un año) es del 122%. Hemos hipotecado las generaciones futuras.
Todo esto no lo verá en la tele. La televisión pública censura contenidos. Imanol Arias ha afirmado que han finiquitado la serie Cuéntame tras un pasaje incómodo para el partido del gobierno actual.
Si España fuera una empresa, sus gestores estarían despedidos hace tiempo. Al gastar más de lo que ingresa de manera continuada, daría pérdidas y eso, en una empresa privada, deteriora los fondos propios y aboca al concurso de acreedores. España S.A. estaría quebrada hace tiempo si no fuera por la inyección continuada de dinero desde el Banco Central Europeo, acreedor principal. Y eso se acaba este verano.
El panorama es desolador. Si no ha ahorrado, ya ha visto que tendrá que vender su casa para compensar las precarias pensiones que le esperan y, si lo ha hecho, sáquelo todo rápidamente e inviértalo o sus ahorros se deteriorarán rápidamente. El objetivo es que sus inversiones logren batir ese 9,8% del IPC.
La clave se encuentra en una obra de hace 151 años. La Reina Roja de Alicia en el país de las Maravillas, lo dejó claro: “Para quedarte donde estás tienes que correr lo más rápido que puedas. Si quieres ir a otro sitio, deberás correr, por lo menos, dos veces más rápido”.
Cuando el entorno se mueve rápidamente hay que correr aún más veloz. Pero nunca quedarse parado.
A grandes males, grandes remedios, diría yo. En un país que es líder en generar miseria, según el índice anterior, hay que tomar decisiones.
La primera es hacia fuera: cambiar de gestores. En un año tenemos elecciones. Se necesitan perfiles con experiencia en la gestión crisis y menos políticamente correctos, con medidas de cara a la galería.
La segunda es hacia dentro: salvaguardar su patrimonio personal. La inversión en inmuebles pequeños que generen rentas, oro, plata y criptomonedas que aporten valor real y estén dentro de la ley, son opciones interesantes. Pero diversifiquen. El caso de Terra/Luna es un claro ejemplo de que no se deben poner todos los huevos en la misma cesta.
España es un gran país. Tenemos altos niveles de seguridad física y jurídica, inmejorable cultura, paisaje, clima y gastronomía. Muchos extranjeros nos eligen para vivir pero sus razones pasan por decisiones de nuestros ajenas a nuestros políticos o del entorno. Se necesitan medidas que permitan dar la vuelta a esta deriva negativa en la que estamos inmersos. Se necesitan más gestores valientes y menos miseria.