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Quien a buen tejado se arrima, buen futuro le cobija

Adaptamos el refranero porque los tiempos están cambiando

Recoge lluvia y también energía solar
Recoge lluvia y también energía solar
Foto: Pixabay

¿Han observado cómo en Menorca se están construyendo muchas pérgolas solares en aparcamientos públicos? Aeropuerto, zona de Vives Llull, aparcamiento del Hospital Mateu Orfila,… Podemos seguir con muchos más ejemplos a lo largo de toda la geografía insular. Es el momento de los tejados. Pero no solo es por la sombra, que viene muy bien para evitar que los coches se conviertan en verdaderos hornos en verano o que se mojen cuando llueve.

A lo largo de los últimos tiempos, cada proyecto constructivo o de reforma que se pone en marcha tiene un cometido muy importante para la techumbre. Por un lado está el aprovechamiento de la energía solar. Estamos en un momento de la historia en la que España quiere ser una isla energética. Menorca ya es una isla y además nos apuntamos a la transición energética, antes incluso de que las circunstancias nos empujaran a darnos prisa para no depender del petróleo de otros países.

Si bien la capacidad de generar electricidad de placas fotovoltaicas es menor que los kilowatios que se obtienen de la quema de fuel oil o Gas Natural, lo cierto es que está resultando una interesante ayuda para rebajar la factura de la luz y, además, es gratis y limpio para el medio ambiente.

Además, los tejados pueden ejercer otra importante función de la que no se habla tanto pero que cada vez revestirá mayor importancia: la de abastecernos de agua potable. Tal y como se hacía antiguamente, cuando la lluvia acababa en una cisterna que tenía cada casa, ahora los nuevos proyectos de construcción contemplan la posibilidad de recoger este recurso. Como muchos se habrán percatado, el agua en sí tendría un uso limitado puesto que además de arrastrar impurezas por el camino de las tejas (o de las placas) también es probable que traiga arena del desierto (la frecuente lluvia roja o de barro). Sin embargo, modernos procesos de filtrado y de depuración por osmosis hacen viable el aprovechamiento incluso para consumo humano de esta agua de lluvia.

En zonas de polígonos industriales, donde el techo de las naves ocupan muchos metros cuadrados, ya están sacándole doble partido a lo que tienen sobre sus cabezas.


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