La crisis del Covid parece no hacer dejar a nadie indemne, produciendo efectos aún años después de haber sido superada. En relación al alquiler de coches, ha supuesto una fuerte subida de los precios por varios motivos, entre ellos la escasez de repuestos que se produjo en 2021
Tal y como comenta Minurka Rent a car, empresa local de alquiler de coches en Menorca, el desabastecimiento de repuestos de coches ha hecho que aumente el precio del renting. Por otro lado, el precio de los vehículos de segunda mano también se ha visto incrementado notablemente, y en el caso de los km 0 o vehículos de ocasión, el desembolso económico que hay que realizar se asemeja bastante al de los nuevos.
Con este panorama, las empresas de rent a car que redujeron su número de vehículos durante la pandemia considerablemente, ahora no han podido renovar ni ampliar sus flotas. Así mismo, debido a la escasez de suministros, tienen problemas para mantener sus vehículos activos por el retraso que se produce en las reparaciones de las averías, aunque se trate de la mas simples.
No parece que nada de esto vaya a cambiar hasta el 2023 como mínimo. Como resultado, los consumidores se tendrán que enfrentar a un aumento notable del precio del alquiler de coches, especialmente en verano, sobre todo en los destinos más solicitados, como es el caso de la Islas Baleares.
Menos coches disponibles y aumento de la demanda, el coctel perfecto para unos precios más altos
El recorte que ha sufrido el parque de automóviles de rent a car en las islas desde el inicio de la pandemia se une a la crisis de repuestos en los automóviles para que se produzca un déficit de coches este verano y que los precios se disparen. El motivo es que para estos meses estivales ya se vuelven a hacer planes de vacaciones y hay un mayor número de turistas interesados en visitar las islas.
En este sentido, alquilar un coche en este archipiélago puede llegar a costar el triple que en 2019 y, tal y como comentan las principales empresas del sector, no hay que pensarlo dos veces y cogerlo si está disponible, pues en tan solo unos días, es posible que ya no se tenga la opción de alquilar un vehículo para los días de vacaciones.
La crisis de suministros
Es difícil encontrar, a día de hoy, un sector de alguna actividad económica al que no le esté afectando la crisis de los suministros. Lejos de ver el final del túnel, ahora parece que aún va a empeorar más la situación debido a la crisis de la Guerra de Ucrania, que se traduce en más retrasos para obtener productos y precios al alza en los combustibles.
Los talleres mecánicos y empresas de recambios se encuentran en una posición muy difícil. Faltan piezas de todo tipo, incluso las más sencillas, como escobillas del limpiaparabrisas, y todo tipo recambios para reparaciones en general.
Muchos clientes particulares y los propietarios de los rent a car que acuden a reparar sus vehículos tienen que armarse paciencia, aunque sea para realizar un mantenimiento simple. No está en mano de los talleres o los mecánicos los largos plazos de espera ni el incremento de los precios. Este problema que afecta a usuarios particulares, es aún más acuciante cuando se habla de empresas que dependen directamente de su flota de vehículos para operar, como las de rent a car, pues cada día que pasa un coche parado por alguna avería se está perdiendo dinero.
Los retrasos y problemas en el stock empezaron hace tiempo
Según los especialistas del sector de las reparaciones de la automoción, los primeros problemas de desabastecimiento se hicieron notar cuando, tras lo peor de la pandemia, se retomó la actividad. Desde ese momento, los proveedores no han logrado recuperar el ritmo de producción o envío de material.
Otros problemas recientes no hacen más que incrementar los problemas en el servicio de reparaciones. Según datos de Faconauto, la facturación de los talleres españoles se redujo un 22% en el mes de marzo, comparándola con el mismo periodo del año anterior, Los motivos han sido el conflicto bélico y los efectos derivados de la huelga de los transportistas, que llevó a la paralización de cientos de empresas por el colapso de la logística.
A todas las dificultades que se han ido señalando con anterioridad, hay que sumarle la falta de mano de obra cualificada, el aumento de los precios de la luz, el encarecimiento de los carburantes y la subida de los costes de las materias primas.