Excelentísima Señora,
Como vicepresidente del Gobierno de las Illes Balears tengo el honor de representar a una comunidad autónoma en la que su principal riqueza es una ciudadanía compuesta por personas trabajadoras y honestas. Es en su nombre en el que me dirijo a usted para plantearle un asunto en el cual tengo la esperanza de poder llegar a un entendimiento.
Existe en la ciudad de Ma6, en Menorca, un monumento situado en unos terrenos de propiedad adscrita al Ministerio de Defensa. Este monumento fue erigido por la dictadura franquista en junio de 1939 con el objeto de exaltar a los vencedores y a sus caidos. Al tener una inscripción considerada no compatible con la democracia, en virtud de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, conocida como Ley de Memoria Histórica, fue substituida por otra, con la intención de resignificar el obelisco.
El problema, ministra, viene de que ese monumento no tiene resignificaci6n posible. El franquismo quiso erigir un símbolo de su victoria sobre la República, y levantó esas piedras utilizando a partes iguales el desprecio y la brutalidad: un desprecio intenso por los vencidos, que habían defendido una democracia y a los que era necesario humillar. No bastaron los centenares de asesinados, quisieron que quedara evidencia de su dominio total con la omnipresencia de ese enorme monumento. Un desprecio que llegaba hasta a las piedras, que para formar parte de ese símbolo de dominio fueron arrancadas de unos monumentos megalíticos talayóticos que ahora están a punto de ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La brutalidad se hizo patente en el uso de presos republicanos como mano de obra forzada para levantar piedra a piedra ese recordatorio de quien mandaba. Una represión cruel de la que se hizo uso, y que forma parte intrínseca del monumento de la Explanada.
¿Cómo se puede resignificar ese desprecio, esa brutalidad? No se trata de un edificio al que se le puede quitar un escudo franquista para seguir dándole un uso. Es un símbolo en si mismo, levantado con el objetivo de glorificar una victoria del fascismo sobre la democracia. La solución es desmontarlo, y esa fue una conclusión a la que Rego el Parlamento de las Illes Balears cuando aprobó por amplísima mayoría la Ley 2/2018, de 13 de abril, de memoria y reconocimiento democráticas de las Illes Balears, en la que se acuerda eliminar la simbología franquista en nuestro territorio. Pocos símbolos franquistas tenemos en Balears mayores al de la Explanada de Maó, tengan una placa que diga esto o aquello, y estamos decididos a disponer de un entorno urbano libre de simbología antidemocrática. Por este motivo nos hemos dotado de leyes autonómicas a tal efecto, por este motivo han ido desapareciendo avenidas dedicadas a Joan March o monumentos a los caídos, y por este motivo le pido, ministra, que sea sensible a la voluntad que ha expresado el pueblo de Balears de librarse de esas cargas.
La concordia en la que trabajamos en Balears está edificada sobre las recomendaciones del Relator Especial sobre la verdad, la justicia y la reparaci6n de las Naciones Unidas, está basada en la justicia. No puede haber autentica concordia si no se ha hecho justicia previamente, ya que se sostendría sobre premisas falsas. Es nuestra intenci6n la de avanzar por el camino del impulso y la defensa de los derechos de las victimas del franquismo. Ayúdenos, ministra, a respetar esos derechos facilitando el desmonte de ese monumento. Ayúdenos a construir otro diferente, que no contenga piedras manchadas de sangre y de temor, en el que todas las personas de Maó, de Balears, se puedan sentir reflejadas. Ayúdenos a construir una concordia real, en la que quepamos todos.
Sinceramente a su disposición,
Juan Pedro Yllanes Suarez
Vicepresidente y conseller de Transici6n Energetica, Sectores Productivos y Memoria Democratica del Gobierno de las Illes Balears
… podría haber mencionado también, de paso, algo que es evidente… que este tipo de monumentos incluye también UNA CRUZ, símbolo de una confesión religiosa que estuvo muy implicada en la represión del bando perdedor, uña y carne con el fascismo dictatorial y la represión… decir iglesia es decir también remedo de esos tiempos oscuros, es decir caspa y moho, es decir acto de contrición a base de purgas y señalar con el dedo… iban de la manita el ridículo dictadorzuelo y los ufanos gerifaltes que le ponían el palio… señalemos tanto a los orgullosos fascistas que sienten añoranza, como a los píos devotos de esa secta que no pidió perdón por todo ello…