Menorca no es el único lugar en el que hay momentos de gran presión turística. En Venecia hay aproximadamente un vecino por cada 73 turistas y los responsables políticos locales se han puesto a trabajar para regular la presencia de visitantes. La solución que ya empiezan a aplicar es la siguiente.
Conocer el número exacto de turistas que van a venir y cuándo. Para eso se hace obligatoria la reserva. La información se pasa por un único sistema de big data que puede saber con anticipación el número de personas que vendrán a visitar la ciudad y cuánto tiempo se quedarán. A partir de aquí se genera un ticket-suplemento que grava las vacaciones con 3, 8 o 10 euros según la ocupación estimada para esos días. De esa manera se incentiva al futuro turista a escoger su estancia en el momento en el que la ocupación sea más baja.
El fundamento mismo de esta idea no difiere mucho del debate que se lleva a cabo en Menorca de cómo regular la presencia de turistas de manera que no se vea comprometida la satisfacción del turista al vivir su experiencia de vacaciones en la isla.
Según los datos de los que dispone la Oficina de turismo veneciana, se estima la visita de entre 25 y 28 millones de turistas cada verano, de los cuales unos 14 millones van a pasar el día, pero no pernoctan. La saturación turística es un grave problema por varias cuestiones; crea un caos a nivel de la gestión de los recursos, colapsa la movilidad en la ciudad y alrededores, genera una mala experiencia entre los propios turistas al no poder disfrutar de su paso por la ciudad de los canales…
Si en un mes de agosto normal pueden pasar visitantes de más de un centenar de diferentes países, llegando a recibir a unas 110.000 personas en un solo día. Los efectos de las puntas de saturación ya ha provocado la migración de muchos vecinos de la ciudad que aseguran que no se puede vivir en una ciudad tomada por los visitantes.
Los datos demuestran que desde la década de los años 60, la ciudad ha perdido casi 100.000 residentes.
¿Podría seguir el ejemplo Menorca? Eso supondría que, a la hora de reservar obligatoriamente las vacaciones-estancia-visita a la isla ésta información se gestione desde un único portal o Oficina y que genere en el momento el ticket de suplemento, indicando una cantidad u otra en función de la presión turística prevista de la isla para ese momento.
Algunos economistas apuntan que no se debe ver como una penalización, si no más bien lo contrario; como un incentivo, una invitación a escoger unas vacaciones mejores al eludir los momentos de más presión turística, donde Menorca puede ofrecer sus mejores condiciones de descanso, playas menos saturadas y servicios sin largas esperas.