Los datos nos dicen que 8 de cada 10 casos de otitis se dan en verano y la mayoría se da en la población infantil. La otitis es una inflamación del oído debida, generalmente, a una infección causada por una bacteria o un virus en el oído medio, que produce dolor intenso, fiebre y trastornos en la audición.
Esta infección a menudo es el resultado de otra enfermedad —resfriado, gripe o alergia— que causa congestión e hinchazón de los conductos nasales, la garganta y las trompas de Eustaquio. Las otitis “de la piscina” están causadas por varios tipos de gérmenes, especialmente hongos y bacterias. Al pasar mucho tiempo en el agua o no secarse bien al salir, el oído se puede irritar, abriendo la piel del canal y permitiendo la entrada de bacterias u hongos. Las otitis externas están producidas en su mayoría por la bacteria Pseudomona aeruginosa, muy presentes en las piscinas. Así, la humedad retenida en el oído, el clima cálido y estar mucho rato en contacto con estas bacterias en las piscinas crean el ambiente ideal para la aparición de las otitis externas.
Existen además otros factores que contribuyen a la aparición de la otitis, como los tapones de cerumen, la psoriasis o el exceso de limpieza con bastoncillos. Hay que añadir que la práctica del buceo es otro elemento que puede favorecer la aparición de otitis debido a los cambios de presión.
La cera natural de los oídos puede inflarse si está expuesta a la humedad mucho tiempo y eso provoca tapones. Hay que evitar utilizar bastoncillos de algodón para retirar el tapón.
¿Qué hacer? Para cuidar mejor nuestros oídos frente a la dolorosa otitis proponemos:
– Utilizar tapones de silicona hipoalergénica de cera para la práctica prolongada de deportes náuticos o pasar mucho tiempo en el agua de mar o piscina.
– Vigilar la salubridad de las aguas en las que nadamos. Una agua sucia o estancada es un riesgo mayor a padecer infecciones
– Secar bien los oídos con una gasa o una toalla sin llegar a introducir ningún objeto en la parte profunda del oído.
– También es importante no compartir auriculares. Para muchos dispositivos utilizamos estos altavoces que alojamos en nuestros oídos para oír música o la radio. Utilicemos siempre los nuestros y no los prestemos a otros para evitar cruzar elementos que favorezcan una infección.
Si el dolor es persistente o hay sospecha de tapón de cerumen, es mejor pedir ayuda médica profesional para solucionarlo.