El editor y director de Hosteltur, Manuel Molina (Palma, 1971), conoce perfectamente tanto el día a día del sector turístico como su intrahistoria a lo largo de las últimas décadas. A ello hay que añadir que sus análisis están marcados siempre no sólo por el rigor, sino también por la ponderación y la claridad. No en vano, su vida profesional ha estado ligada a Hosteltur desde su fundación, hace ya 28 años. Sus dos grandes pasiones, además del trabajo, son el mar y la montaña.
¿Cuándo nació Hosteltur?
Hosteltur nace en 1994, primero como una revista mensual de carácter regional, que, a los pocos años, da el salto a nivel nacional. En el año 2000 nace www.hosteltur.com, liderando prácticamente desde entonces la información turística profesional. Posteriormente, el programa Hosteltur TV, las publicaciones especiales para los principales mercados emisores, la Comunidad Hosteltur, los eventos presenciales como el Foro Hosteltur y también los eventos digitales, o más recientemente Hosteltur Academy o www.spaintravelnews.co.uk y www.spaintravelnews.de, son algunas de las iniciativas que hemos ido poniendo en marcha para adaptarnos a los cambios que ha habido.
¿Cuál cree que es ahora la mayor fortaleza del sector turístico balear?
Creo que hay una conjunción de varios factores. Por un lado, tenemos la inmensa fortuna de contar con un territorio privilegiado, un destino de primer nivel mundial, una capacidad máxima de atracción y una ubicación geográfica que permite una conectividad europea razonablemente cómoda, y que además ahora se puede extender al largo radio. Por otro lado, tenemos un tejido empresarial muy profesionalizado y experimentado que ha sabido evolucionar y adaptarse a los cambios no sólo en la demanda, sino también en el entorno macroeconómico y de modelos de negocio.
¿Podría poner un ejemplo concreto?
La expansión e internacionalización de la empresa turística balear es un claro ejemplo de esto último, teniendo en cuenta que no sólo lo han hecho las cadenas hoteleras, sino que estas han arrastrado también a empresas de servicios, tecnológicas e industriales por todo el mundo.
¿Y cuál es nuestra principal debilidad?
Señalaría dos, una coyuntural y otra estructural. Y creo que una es consecuencia de la otra. Creo que la principal debilidad que tiene el sector turístico en estos momentos es de carácter estructural, y es la imagen que tiene en la sociedad. Tenemos la asignatura pendiente, como industria generadora de empleo, riqueza y bienestar, de trasladar a la sociedad nuestro verdadero valor. La necesidad constante de muchos de los interlocutores empresariales y empresarios individuales por reivindicarse es una demostración de lo que digo.
¿En qué sentido?
Se tiende a ver al todo por la parte, a identificar a todo un sector con la figura del gran hotelero, cuando la realidad es bien distinta y presenta muchos matices. Esa imagen se ha utilizado políticamente, por unos y por otros, llegando incluso a cuestionarse el valor que aporta una industria que en el caso de Baleares representaba un 41 por cien en 2019. Recuerde que somos la comunidad autónoma española en donde el PIB turístico tiene más peso en su economía.
Es cierto, sí…
Como consecuencia de esa debilidad, y de otros factores desde luego, ahora se ha generado un problema, el del empleo. Por primera vez, al menos a este nivel, hay verdaderas dificultades para cubrir muchos puestos en el sector. La pandemia ha evidenciado algunas carencias estructurales, pero también ha dejado claramente expuesto que el turismo es la industria que mejor puede recuperarse y empezar a generar empleo tras la situación más grave que ha vivido la economía global. Es el momento de aprovechar esto para ponerlo en valor y darle la vuelta a esa debilidad.
¿La actual temporada veraniega está siendo tan buena como parece?
A nivel de cifras de visitantes, sin duda y hasta este momento, sí. Estamos por encima del año 2019 y los precios no son malos. Pero creo que es pronto para hacer ese análisis. Se está vendiendo a ultimísima hora, no hemos llegado todavía a agosto y Mallorca tiene muchas camas que llenar. También creo que hay dos factores que van más allá de las cifras, que son el de la rentabilidad y el de la sostenibilidad.
¿Qué diría de la rentabilidad y de la sostenibilidad?
En el caso de la rentabilidad, hay que esperar a ver los resultados finales, porque el incremento de los costes operativos que están sufriendo las empresas es elevadísimo, y en muchos casos no se han podido aplicar a los precios de venta. No menos importante es la sostenibilidad. La principal fortaleza del destino Baleares es el territorio. De su preservación y de su cuidado depende nuestro futuro.
Todo ello, en un contexto de pandemia…
Una de las lecciones que nos deja la pandemia es que no podemos vivir de espaldas a esa realidad. Y no es ya una cuestión puramente medioambiental, sino también de negocio, pues cada vez más el turista está eligiendo destinos, empresas y actividades sostenibles en detrimento de quienes no aplican ese tipo de políticas.
¿Hasta qué punto pueden afectarnos los conflictos laborales que está habiendo en varias compañías aéreas?
A estas alturas de la temporada, ese es el gran riesgo en Baleares, una vez vista ya la realidad del impacto de la guerra de Ucrania y del Covid este verano. Estamos sufriendo, en toda Europa, un nivel de cancelaciones nunca antes visto y la realidad es que el conflicto va más allá de las compañías aéreas, pues los propios aeropuertos están ocasionando, y al mismo tiempo sufriendo, problemas del mismo tipo. Hasta este momento, no es España uno de los principales damnificados, pero teniendo en cuenta que todavía queda calendario de movilizaciones, no podemos perder de vista el elevado porcentaje de vuelos que conectan Baleares.
¿Podemos decir que lo peor de la pandemia quedó quizás ya atrás?
Creo que la respuesta a esta pregunta es más de carácter médico que turístico. Lo que sí es cierto es que cada vez que han bajado los contagios y las restricciones, la explosión en los viajes ha sido inmediata.
¿Hay alguna alternativa a medio plazo al actual modelo turístico de las Islas?
Decir que tenemos una industria turística que es envidia y modelo en todo el mundo no es una exageración. Pero también es igualmente cierto que el modelo turístico, sin estar agotado, necesita una revisión y una actualización a las demandas y las tendencias que, cada vez más rápido, se van sucediendo. Por tanto, creo que más que plantear una alternativa, yo hablaría de una evolución. El modelo turístico actual tiene que evolucionar hacia un modelo sostenible medioambiental, social y económicamente. No es una quimera, porque tenemos las bases. Pero harían falta valentía, visión y liderazgo. Ah, y generosidad. Casi nada —ironiza—.
¿Cómo podemos seguir siendo líderes en un contexto en el que los destinos emergentes pugnan por superarnos?
Analizando y mejorando, siempre y en diversos campos. Hay que analizar las tendencias y comportamientos de nuestros mercados emisores y adaptarnos rápida y eficazmente. La base para eso es la tecnología y, afortunadamente, en Baleares también tenemos una industria puntera en ese ámbito. En base a ese análisis hay que adaptar el producto. Eso es algo que la iniciativa privada ya está haciendo, de ahí la renovación profunda a la que la planta hotelera balear se ha sometido en los últimos años.
¿Y la Administración Pública?
La Administración Pública también debe hacer su parte del trabajo e invertir en esa misma línea. Creo que la Administración exige mucho más al empresario que a sí misma, especialmente en términos de plazos y de consecuencias. En este sentido, creo que es imprescindible no perder de nuevo el foco en la sostenibilidad, ya que creo que va a ser la clave de la competitividad y del atractivo turístico en el futuro más inmediato. Baleares puede, y por tanto debería, convertirse en el destino más sostenible.
Entrevista de Josep Maria Aguiló para Mallorcadiario