Mil millones de instantes en un concierto y una luz especial. En el elenco de artistas icónicos e incombustibles que ha copado el programa de Lazareto Festival, ha brillado con luz propia Nacha Pop. La luz de la formación actual- Nacho García Vega, Jesús Ortiz de Zárate, Goar Iñurrieta, Francis García, Luismi Navalón y Ángel Novillo-, y la más tenue, siempre titilante en el cielo de la música española, de Antonio Vega. Su luz, su voz, su sensibilidad intimista y lúcida, su creatividad, pero también el respeto a lo que supuso la figura del músico madrileño fallecido en 2009, puntuaron, para realzarla, la penúltima actuación de la cita musical y gastronómica que se está desarrollando en el enclave portuario de Maó. Por si no era suficiente con el alma que aún aletea en sus composiciones, aún vigente tantas décadas después, Nacho García Vega reivindicó expresamente su legado. “Antonio siempre nos acompaña, también aquí, en Menorca”, afirmó el cantante en el marco “incomparable” del Lazareto de Maó, según sus propias palabras Hicieron el resto la potencia y la entrega de Nacha Pop, esa fe en la vigencia de todo lo que supuso la Movida madrileña -que la formación trascendió gracias a la hondura y la calidad de su repertorio- se sublimó desde la primera- “Vístete”- a la última de las canciones interpretadas en el Lazareto- el bis participativo de “La chica de ayer”-. Entremedias, como en “Una décima de segundo”, mil millones de instantes condensados en temas como “Tu mejor momento” o “Por el mismo precio”, parte de “Efecto inmediato” – su último trabajo de estudio después de 30 años – entremezclados con clásicos como “Grité una noche” , “Lucha de gigantes”, “Alta tensión” o “Asustado estoy” y confesiones. “Siempre tocamos las mismas 10 o 12 canciones y otras distintas en cada concierto, así sentimos que cada uno es diferente”, explicó Nacho García Vega, quien también apeló a la suerte, a los puntos de inflexión que nos permiten “sacar cosas de la cabeza para que entren otras” y la convicción de estar en “tu mejor momento”, cuando “sabemos todo lo que tenemos que saber”. El público arrinconó la nostalgia y escuchó con atención, celebró las bromas sobre porqué Nacho García Vega no entraba en trance, como sí lo hacía su primo Antonio, al cantar “Asustado estoy” o la principal diferencia entre el concierto de Menorca y el ofrecido esta misma semana en Mallorca, “más o menos el mismo repertorio, pero este con acordes menores ye vez de mayores”, y sobre todo disfrutó con la música. Hizo suya cada canción y, sobre todo y por dos veces, “La chica de ayer”– “una canción que no es nuestra sino vuestra”, insistió Nacho García Vega-, la segunda subiendo algunos de los asistentes al escenario-, persiguiendo todos en cada verso ese tiempo que pasó, pero permanece dentro de cada uno de la mano de Nacha Pop.
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