Alrededor del 17,6 % de personas jóvenes de Baleares se había emancipado en el segundo semestre de 2021, una cifra similar a finales de 2020, y que siguió una evolución parecida a la que se produjo en el conjunto de España.
El Consejo de la Juventud ha presentado este jueves los últimos datos del Observatorio de Emancipación, correspondientes al segundo semestre de 2021, un estudio que muestra la dificultad de los jóvenes para acceder a una vivienda y dejar la casa familiar.
De acuerdo con este informe, a finales de 2021, en el archipiélago balear había exactamente la misma proporción de personas jóvenes emancipadas que a finales del ejercicio anterior.
Esta estabilidad en la autonomía domiciliaria de la población joven se produjo en un contexto en el que se dualizaron todavía más las condiciones de acceso al mercado laboral.
En Baleares, la caída del empleo y el aumento de la temporalidad que se produjo entre la población no emancipada contrastaba con una estabilidad laboral creciente y una mayor inserción laboral de la población emancipada.
También, era especialmente llamativo que fueran cada vez más las personas jóvenes que trabajaban como “técnicos y profesionales científicos e intelectuales” (22,9 %) y, al mismo tiempo, las que se dedicaban a la hostelería (23,1 %).
El mercado de la vivienda libre continuaba siendo prácticamente imposible para una persona joven.
Únicamente con el aporte de su salario, una persona joven solo podría aspirar a una vivienda en alquiler de 25,1 metros cuadrados o una vivienda de compra de 36,9 metros cuadrados destinando, a lo sumo, el 30 % de su remuneración salarial neta.
El 15,6 % de los jóvenes en España vivía emancipado en la segunda mitad de 2021, lo que supone un ligero aumento de 0,7 puntos con respecto al primer semestre de ese año, pese a ello es una cifra aún lejana de la registrada antes del estallido de la burbuja inmobiliaria y lastrada por la diferencia entre el coste de la vivienda y la renta de la juventud.
Son datos que se extraen del informe elaborado por el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE), presentado este jueves y correspondiente al segundo semestre de 2021, que subraya que el perfil del joven emancipado no es tan joven, ya que tiene 29 años, cuenta con un salario un 28 % superior al resto, contrato indefinido y estudios superiores terminados.
LA DIFICULTAD DE EMANCIPARSE
El documento, publicado en la víspera del Día Internacional de la Juventud, pone de manifiesto que “la precaria” recuperación del empleo no ha ido acompañado de un aumento de los sueldos de los jóvenes trabajadores que consiga reducir “la brecha” entre los altos precios de la oferta de vivienda y la poca renta disponible de quienes la demandan.
De reducirse esta brecha, apunta el informe -presentado por la presidenta del CJE, Elena Ruiz Cebrián, y el coautor, el sociólogo Joffre López- mejoraría la tasa de emancipación juvenil.
PUEDEN ASUMIR UNA MEDIA DE 320 EUROS DE ALQUILER
El informe abunda en que 2021 cerró con los tipos de interés en “mínimos históricos” y con un descenso del precio medio del alquiler en un 8,5 %, condiciones que podían augurar una mejora del acceso a la vivienda, pese a ello, un joven tiene que dedicar 3,8 veces su salario neto anual para afrontar la entrada de una hipoteca para la compra de la vivienda media del mercado inmobiliario (170.000 euros).
Y en cuanto al alquiler, el coste medio era de 848 euros mientras que los jóvenes solo pueden asumir una cuota de 320 euros “sin caer en el sobreendeudamiento”.
Sí ha habido un incremento de algo más de medio punto en la tasa de emancipación de los jóvenes de entre 16 y 29 al pasar del 14,9 % en la primera mitad de 2021, la más baja del siglo, al 15,6 en los últimos seis meses de ese mismo año.
Es una proporción prácticamente igual a la que había a finales de 2020 (15,8 %) pero “muy lejos” del 25 % alcanzado entre 2006 y 2010 y aún por debajo de las de 2019, antes de la pandemia del coronavirus, cuando el 18,7 % de la juventud había conseguido emanciparse.
El ligero incremento semestral se ha producido en todas las comunidades autónomas salvo en Aragón, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Galicia.
EMPLEO PRECARIO
El informe apunta a que esta leve mejora de la emancipación juvenil se ha apoyado “en una intensa recuperación” del empleo destruido por la pandemia, de forma que la tasa de paro joven cayó 5,2 puntos hasta situarse en el 23,6 %, por debajo de la tasa marcada al final de 2019 (23,8 %).
Y el cierre del pasado año, la creación de empleo se dio además de entre la juventud asalariada, entre los que trabajan de manera autónoma(6 % frente al 4,5 % de 2019).
Sin embargo, especifica el informe, la recuperación de puestos de trabajo “se ha cimentado en la precariedad laboral de la juventud” debido a la temporalidad y la parcialidad.
La presidenta de la CJE ha señalado sobre esta ligera subida de la emancipación que “cuando se toca fondo”, como se hizo en el primer semestre, lo previsible es que se produzca un crecimiento, que, no obstante, ha recibido “con cautela”.
Con esta situación, los jóvenes que pueden emanciparse lo hacen compartiendo vivienda con otros ya que sufragar el alquiler en solitario supondría dedicar el 79,2 % de su sueldo, cantidad que se reduce al 25 % si se opta por convivir con más personas.
Ante esta “sustancial” diferencia, el 34,5 % de la juventud emancipada comparte piso con otras personas con las que no tienen relación de parentesco.
Los datos de 2021 muestran “una gran brecha de género”, ha dicho Ruiz Cebrián, en términos socioeconómicos y si la emancipación residencial es mayor entre las jóvenes (18,5 %) que entre hombres (12,7 %), la forma de hacerlo es diferente: las mujeres que se emancipaban en solitario suponían solo el 13,8 %, la mitad que los hombres que vivían en hogares unipersonales (26,7 %).
La menor emancipación en solitario puede deberse, según el informe, a la mayor precariedad laboral de las mujeres ya que, por ejemplo, la tasa de paro es inferior entre las mujeres (23,1 % frente a 24,0 %), la tasa de temporalidad es superior (58,6 % frente al 52,3 %), la parcialidad es casi el doble (33,7 % ante 17,8 %) y la subocupación era cinco puntos superior entre las mujeres (17,6 %).
La población joven inactiva en la segunda mitad de 2021 era el 47,6 % de la juventud, de los que el 89,7 % lo era por encontrarse estudiando, la cifra más alta de la serie histórica.
Solo el 2,4 % de la juventud inactiva se encontraba, a su vez, sin estudiar y “frente a este pequeño porcentaje de ninis” destaca el “elevado de sísis”, aquellos que trabajan y estudian, quienes suponen el 32,5 % de los jóvenes con empleo, seis puntos más que en el último trimestre de 2019. EFE