Las políticas de vivienda tienen un reto mayúsculo. El precio de la vivienda en Baleares está en máximos y eso augura varios problemas.
Por un lado, los jóvenes no pueden emanciparse. Las fórmulas alternativas son vivir en comunidad o volver a casa de los padres o de algún familiar. El sueldo de un joven (ni de dos) puede aspirar a la compra de una propiedad. El ahorro es difícil y las entidades financieras no están por la labor de jugarse el tipo por la incertidumbre venidera.
El acceso para aquellas personas que están optando a la compra de algo mejor tienen que observar el momento de la ola de precios. En los últimos años, la inversión extranjera que ha ido comprando en la isla ha fomentado un aumento de los precios y eso repercute en el mercado global.
Con este panorama, que avanzó el estudio de Fotocasa la semana pasada, queda el alquiler. Aquí de nuevo se están repercutiendo el aumento de precios de tal manera que tampoco es fácil para quienes quieran un nuevo techo.
Pero además también repercute en la economía insular puesto que, de cara a la próxima temporada, se podría dar el caso de que todo aquel trabajador del sector turístico que viene de fuera de la isla no tenga acceso a un lugar para dormir. Tal como ocurre en islas vecinas donde eso pone en jaque al propio sector turístico, Menorca podría notar (aún más) la falta de profesionales. Esto afecta a la calidad del servicio turístico e incluso provoca (lo hemos visto este verano) que algunos establecimientos no han podido abrir o han tenido que cerrar anticipadamente por falta de camareros, cocineros o cualquier otro tipo de trabajador.
La cifra de trabajadores que puedan verse afectados por el “quiero y no puedo” venir a trabajar a Menorca podría incrementarse de manera muy pronunciada el año que viene porque el incremento del coste de la vida sumado al acceso a la vivienda provoca que no puedan viajar a la isla para hacer la temporada. De hecho, la diferencia entre el coste de lo que pagas por dormir en una habitación de hotel y lo que cuesta el alquiler de un piso ha llegado en ocasiones a generar la siguiente situación; es más barato vivir pagando un hotel que alquilar un piso.