Palma, 22 nov (EFE).- Una grabación de ocho horas encontrada por la Policía Nacional en el móvil de la mujer que en junio de 2019 murió supuestamente asesinada en Ciutadella (Menorca) fue la prueba que incriminó a su marido, para quien la Fiscalía y la acusación particular, que ejerce la comunidad autónoma, piden 25 años de prisión y el pago de una indemnización de 150.000 euros.
Inicialmente, el hombre, de origen venezolano, relató a los agentes que su pareja se había quedado dormida en un jacuzzi de una nave industrial en la que residían y que murió accidentamente por ahogamiento, si bien esta grabación supuso un giro en la investigación, como ha relatado una policía en el juicio con jurado que acoge la Audiencia de Palma.
Las acusaciones mantienen que el encausado, consumidor habitual de MDMA, preparó para su mujer un cóctel de sangría con una dosis letal de MDMA y, en estado de inconsciencia, sumergió a la víctima en un jacuzzi para fingir una muerte accidental, una versión que él rechazó este lunes en la primera sesión del juicio.
Como ha detallado la agente, la grabación, de ocho horas de duración, arranca en la playa, donde la pareja se dedicaba a la venta de bebidas. Al final de la grabación, se escuchan “muchos vómitos y arcadas” y se oye a la mujer decir “me muero”, mientras el hombre dice “déjala que se muera”.
Para la policía, era “evidente” que la mujer se encontraba tan mal que “no se hubiera metido en un jacuzzi”, tal como relató el encausado durante su declaración, cuando apuntó que, si bien ella había sufrido náuseas, ya se encontraba mejor y se metió con ella en el jacuzzi en actitud cariñosa.
A preguntas de las partes, el hombre, que fue denunciado anteriormente por malos tratos y una agresión sexual, afirmó ante el tribunal del jurado que, fruto del consumo de bebidas alcohólicas y de drogas, se durmió en el jacuzzi y que, al despertarse, vio a su mujer inerte con la cabeza sumergida en el agua, que la sacó del jacuzzi tras varios intentos y que inició las maniobras de reanimación sin éxito.
Como ha precisado esta funcionaria pública, esta grabación incriminatoria hallada en el móvil de la víctima finaliza hacia las 4.20 horas de la madrugada, si bien el sospechoso no avisó a los servciios de emergengias hasta entradas las 5.50 horas.
La Policía considera que el hombre se estaría dirigiendo a una amiga de la víctima, que había viajaba de Venezuela a la isla y dormía en una habitación de la nave, al decir que dejara morir a la mujer.
Esta testigo no declarará en el juicio ya que se encuentra en paradero desconocido, como ha recordado la presidenta del tribunal. Ya en su país de origen, un policía intentó convencerla para que declarara por esta causa y dijo que “de ningua manera”.
Los policías locales que acudieron a la nave industrial de Ciutadella en la que se produjo el supuesto asesinato han contado al jurado que esta mujer se encontrava “muy asustada” y que insistió en que no la dejaran a solas y que “habían pasado cosas muy serias”.
Esta mujer también acusó a la pareja de su amiga de haberla intentado drogar unos días antes, como ha indicado uno de los agentes municipales este martes en el juicio.
Por su parte, la hermana de la víctima, que se encontraba en el aeropuerto de Madrid camino de visitar a su hermana a Menorca cuando sucedieron los hechos, ha señalado que el acusado era “muy agresivo” con la fallecida, que le revisaba el teléfono y que no le permitía llegar tarde a casa.
También ha declarado que, como le contó su hermana, el encausado la obligaba a ingerir MDMA y a mantener relaciones sexuales con gente que no conocía. Los familiares le adviertieron que abandonara a su marido, si bien “no lo hacía por miedo porque él tenía el control”.
Esta testigo ha explicado que, en una ocasión, en una playa de Menorca, el acusado le preparó un combinado con ginebra, que se empezó a encontrar mal y que, tras unas dos horas en las que perdió el conocimiento, se despertó desnuda en el arenal junto al hombre, también desnudo.
La madre de la víctima, que reclama una indemnización por 150.000 euros, ha detallado al tribunal que se enteró del fallecimiento de su hija en Menorca tras recibir la llamada del encausado, quien le dijo que había sido un accidente: “Por supuesto que no le creí porque él había matado a una muchacha en Venezuela en 2009”.
Además, tras la muerte de su hija, ha contado que el acusado la acosaba: “Me llamaba cada día durante horas para pedirme que renunciara a todo lo de mi hija mediante un documento notarial”.
Una vecina de la pareja ha contado que en 2012 la víctima acudió a ella tras ser agredida por su marido y escapar por la ventana. “Estaba llena de golpes y me pidió que la llevara al médico y a la policía. Estaba muy nerviosa y vomitaba”, ha detallado, antes de indicar que pasó un tiempo en un piso de protección y que finalmente perdieron el contacto.
Por su parte, una de las monitoras de esta casa de acogida para víctimas machistas ha dicho que la mujer agredida creía que llevaba un dispositivo geolocalizador para controlar sus movimientos. “Nunca habia visto a una mujer en el estado en el que entró esta señora. Casi no podía abrir los ojos del hinchazón, tenía la cara bastante amoratada y llevaba muchos mordiscos en las nalgas”, ha rememorado.
“Nunca salía sola de la casa de acogida por indicación de la Policía Nacional y por el miedo que sentía”, ha apuntado esta testigo, quien ha recordado que, cuando la víctima vivió en Barcelona con su marido, ya había sido víctima de malos tratos y que llegó a ser ingresada por las lesiones sufridas.
El juicio con jurado por estos hechos continuará este miércoles en la Audiencia de Palma.