Porque la gastronomía menorquina va más allá de la cocina y está ligada a nuestra historia, nuestra cultura, nuestro paisaje, nuestras tradiciones,… el relato es muy importante y Menorca tiene una narrativa gastronómica que engancha.
Jaume Gomila, maonés y miembro del Instituto Internacional de Gastronomía, Cultura, Artes y Turismo (IGCAT), habla con entusiasmo de este año que acaba en el que Menorca ha sido Región Gastronómica Europea. “Nos hemos dado cuenta de la importancia de relatarnos, tenemos que tener presente toda nuestra historia, la mahonesa es un buen ejemplo. Lo que nos cuenta nos enamora del territorio”.
Cuenta Gomila que en Europa “flipan, los críticos están diciendo que esta es la mejor edición de todos los concursos que se han hecho de Joven chef europeo. Menorca siendo la región más pequeñita ha generado un terremoto. Ha salido en toda la prensa internacional pero a veces no echamos cuenta de esta repercusión“.
Menorca ha dejado huella y para Jaume Gomila uno de los procesos más interesantes que se han puesto en marcha este año es el de la colaboración público-privada. “Ha sido muy bonita la capacidad que hemos demostrado para trabajar juntos: Fundació Turismo, Leader, PIME, CAEB, ASHOME, Menorca Restauració, Bares y Restaurantes, los pescadores de las tres cofradías, la Cooperativa del camp, Fra Roger, Escuela de Turismo, Escuela de Adultos, periodistas gastronómicos. Hay poca cultura de trabajar juntos el sector público, el privado y el ciudadano y nos hemos dado cuenta de que cuando todo el mundo rema en la misma dirección, las cosas funcionan. Este es uno de los logros, y los procesos que ha generado y que ahora tienen que tener continuidad. Todo el mundo sale ganando”.
Y Gomila explica que “pretendemos dos cosas: hacia el interior, la soberanía alimentaria; hacia el exterior, convertirnos en un destino gastronómico. Son objetivos que necesitan años para consolidarse” y por eso es necesario continuar trabajando, se ha acabado el año gastronómico pero se ha originado un encuentro muy valioso con otras regiones gastronómicas europeas.
Sobre la soberanía alimentaria Gomila indica que “tenemos que recuperar los productos saludables, ecológicos y locales para habitantes y visitantes, tenemos que aspirar a la independencia alimentaria y eso significa que la gente joven vea una oportunidad. Estamos trabajando para que granjeros y jóvenes pescadores sean protagonistas y sientan que pueden desarrollarse en Menorca, eso tiene que venir acompañado por más formación, es todo una cadena“.
Respecto al destino gastronómico apunta que “es un segmento turístico, que no me gusta mucho hablar de turismo porque creo que el turismo creativo es el fin del turismo, se trata de hablar de visitantes que vienen a vivir experiencias con los habitantes. Para conseguir llegar al segmento que viaja para comer, no basta con ir a ferias, lo importante es que ahora estamos relacionados con otras 17 regiones europeas que comparten los mismo principios y prácticas y es gente que viaja y que tiene sus ‘foodies’ agrupados. Son objetivos a medio/largo plazo pero estamos recorriendo este camino y hemos conseguido que la gastronomía, entendida como alimentación consciente, suba en las agendas públicas, empresariales, ciudadanas, y en las agendas formativas, educativas y académicas. Esto tiene que tener continuidad porque al final el título es lo que te tiene que hacer trabajar porque son buenas tendencias”.
“El ser Región Gastronómica supone el encuentro con otras regiones y participar en cuatro citas interesantes cada año: El Joven Chef Europeo, la cita de los artesanos, que permite recuperar utensilios antiguos y trabajar con diseñadores para relanzarlos y para que los continentes de los productos tengan un relato. Recuerdo los pendientes de Nuria Deyà, inspirados en los moldes de los ‘pastissets”, el Saffron Gin, que cuenta la historia de la isla Pinto que los ingleses llamaban la isla del azafrán y que se junta con el gin Xoriguer en una botella preciosa. También está el cine gastronómico, que trata de explicar la región a través de una historia humana, y los portales de experiencias, lo que la gente va buscando cuando viaja y que une gastronomía con hospitalidad, con experiencia, con arte, patrimonio, cultura. Esto es lo que el viajero busca. Son 4 áreas que se trabajan en el ámbito local y luego se ponen en el ámbito europeo”.
Jaume Gomila comenzó este trayecto en 2018. Al principio se trataba de Baleares pero pronto Menorca despuntó. Recuerda las recetas de Fra Roger y al chef menorquín Miquel Mariano. Había una historia que contar y Menorca estaba preparada para asumir este proceso.
Y uno de los logros que se ha conseguido en este año gastronómico es que “se ha creado un grupo de jóvenes cocineros de Menorca, una generación que no es competitiva sino colaborativa. Cada año Menorca selecciona un joven cocinero y se va a Europa, el año que viene el concurso será en Francia. Son unos jóvenes tan cooperativos, tan colaborativos, tan sumamente preparados y comprometidos con el territorio, con la cultura, tienen sus propios productores también jóvenes, y para mí esto es importante”.
Pau Sintes, Joven Chef Europeo 2022, ha dejado el listón muy alto, con la receta tradicional y la innovadora, con un producto tan de aquí como la berenjena. Y forma un equipo, junto a Clara Florit, Joven Chef menorquina 2019, y Cristina Llorens, Joven Chef menorquina 2021, que asegura la continuidad de una gastronomía que ha entusiasmado a otras Regiones Europeas. Se reúnen con Jaume Gomila, representante menorquín en el IGCAT, para seguir trabajando y piensan en el futuro con ilusión.
Para Gomila “la cocina menorquina está en las coordenadas dieta mediterránea, patrimonio mundial y Reserva de Biosfera. Tenemos una gran colección de etiquetas y tenemos que ponerlas al servicio de la Menorca que estamos construyendo entre todos”.