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Alfons Méndez presenta un libro sobre la historia de la alimentación en Menorca

Pan, aceite y vino son los tres principales ingredientes sobre los que trata esta obra que se presenta el día 19 en el Museu de Menorca

Pan, alimento básico
Pan, alimento básico
Foto: Pixabay

“Pa, vi i oli, una història de l’agricultura i l’alimentació a Menorca” es un recorrido por tres de los alimentos básicos de la dieta mediterránea que más importancia han tenido para los isleños, según su autor. Buscando las referencias históricas se han reflejado en este libro las cantidades que se producían, mercadeaban o consumían en diferentes momentos de la historia menorquina. Un buen ejemplo es el cereal. Según el momento de la línea temporal, la falta de ciertas materias primas obligaba a importarlas. En algunos casos se daba la curiosa circunstancia de que se generaba trigo local (xeixa) que, al ser de mayor calidad, se vendía y exportaba mientras que, al mismo tiempo, se importaba trigo de peor calidad para panificar. De hecho, según Méndez, la cultura de comer pan se ha extendido mucho en los siglos precedentes, convirtiéndose en un alimento básico.

En el caso del aceite de oliva, su consumo era muy elevado aunque la producción local era del todo insuficiente para atender la demanda. Eso generaba un negocio del aceite que procedía de lugares como Mallorca, Cataluña o Andalucía.

Respecto al vino, su amplia producción permitía también que se exportara una parte.
Parte de la investigación de Méndez aprovecha los testimonios escritos de personas que constataban que a final del siglo XVIII el consumo medio de pan por cada menorquín podía ser de un kilo por persona.

Otros elementos también entran en el estudio de la agricultura y la alimentación que se presenta el próximo jueves. Las legumbres, por ejemplo, también eran muy apreciadas, como en el caso de las habas. El “bullit” o plato cocinado por hervor del agua, era un plato de diario. Se entiende que aquí el pan era algo más que un complemento puesto que se mojaba el pan en el caldo para comérselo.

Por las crónicas escritas que ha estudiado, las frutas también tenían su presencia en la dieta habitual de los menorquines.

Respecto a carne y pescado sólo aparecen en días señalados de fiestas o en familias adineradas que podian permitírselo. En el caso de los huevos, el precio que llegaban a alcanzar no permitía que estuvieran al alcance de la mayoría.


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