Ya lleva tiempo que la compulsión lectora de libros de autoayuda ha llevado a muchos pacientes a ir al psicólogo para tratarse dicha adicción. La sobredosis de superpositividad de los libros de autoayuda que proliferan como las algas (no eres nadie si no has leído media docena de ellos) chocan cuando uno tiene que aceptar y consumir la muchas veces, dura realidad y uno descubre que la autoindulgencia y el yo, mi me, conmigo no sirven para un carajo.
Maquillar la realidad y el “buenrrollismo” para evitar el dolor y las lágrimas de la vida no nos llevan a nada, producen flojera, limita nuestra capacidad de aguantar y perdemos la oportunidad de aprender. La tiranía del tú puedes campeón que prevalece sobre la del tú debes es un cuento de los chinos más grande que la fábula del Covid.
La creencia de que querer es poder, que hemos ingerido hasta empacharnos, no se le cree ni el gato y nos retrotrae a la primera comunión. La trilogía cognitiva de que nadie mea colonia, suda Chanel o caga perlas cuanto antes la aprendamos mejor. Solo la desidealización y aceptar la frustración nos hará libres y grandes y eso solo se hace a través del autocuestionarse. Hay que reivindicar que al mal tiempo es una chorrada impostora el ponerle buena cara ya que lo que se merece es una jeta desencajada y “larga”.
Lo que nos moviliza y si queremos nos transforma es el sufrimiento y dosis de emociones duras. El optimismo siempre tiene que llevar infiltrado vetas de pesimismo. La realidad la podríamos aceptar mejor sin creencias desadaptativas y limitantes que nos perturban. Es decir eso de no echarle gasolina al fuego.
Muchas veces le hablamos mucho mejor y de manera más compasiva al prójimo que a nosotros mismos atrapados en la autoexigencia tóxica del tu puedes con todo, tu siempre debes de hacer más o no tú no puedes permitirte no saber. ¿Qué es la realidad o nuestra mente la que nos lo pone difícil? No nos queda más remedio que aceptar y aprender que no existe la vida controlada y que nos toca lidiar, una vez sí y otra también, con la incertidumbre.
Ah y una cosa es buscar la verdad y otra decirla sin filtros y a bocajarro. Es conveniente leer a autores “ antiayuda” como Víctor Amat (Psicología punk), Sonia Cervantes (Intensa mente ) y Jordi Wild ( Así es la puta vida), que nos quita el atontamiento y el desustanciamiento que nos provocan la lectura compulsiva de otro tipo de autores de la autoayuda”.
En fin perdonen por las sugerencias de autoayuda que inundan este artículo. Quédense con la bibliografía que les he comentado.
Y ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.
Don o Doña Vinagre… tampoco.La dieta mediterránea de esto “sabe”.
… la biblia y las religiones son otros de esos trabajos de autoayuda, que terminan por manipular a las gentes…
El apoyo de la Fe no es manipulación, las nuevas panaceas son iguales a los regímenes milagro en el adelgazamiento.