Ferrovial, S.A. es una empresa multinacional que opera en el sector de las infraestructuras de transporte y movilidad, a través de cuatro divisiones: Autopistas, Aeropuertos, Construcción e Infraestructuras Energéticas y de Movilidad.
Desde que hace unos días la dirección del grupo haya propuesto una fusión entre la matriz, Ferrovial, S.A. (como entidad absorbida), y Ferrovial International SE (como sociedad absorbente), filial al 100% de Ferrovial domiciliada en los Países Bajos que ya era titular del 86% de los activos de la compañía, hay un alud de reacciones en todos los frentes.
Esto supondrá el traslado de la sede de la matriz del grupo desde España a los Países Bejos. A la vez, ha informado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que pedirá la admisión a negociación de las acciones de Ferrovial International SE en Euronext Ámsterdam y en las Bolsas y Mercados Españoles para su negociación a través del SIBE, para posteriormente solicitar la admisión a negociación en una de las bolsas de valores de los Estados Unidos de América.
Una multinacional tan potente que abandona España es un agravio hacia la Hacienda Pública, donde venía pagando sus impuestos.
Poca gente sabe que entre las personas que toman esas decisiones está el descendiente de una saga de menorquines que hace siglos atrás amansaron gran fortuna. Tenemos que remontarnos hasta la época en la que los ingleses dejan la isla de Menorca y las consecuencias económicas de aquel momento histórico. Los corsarios menorquines dejaron de tener libertad para hacer fortuna a base de sus actividades y muchos tuvieron que buscar alternativas. Entonces hay un grupo de navegantes que presta sus servicios transportando esclavos del África subsahariana hacia América.
Un negocio que dejaba pingües beneficios. Antonio Vinent y Vives, junto con sus hermanos José y Francisco, hizo fortuna como traficante de esclavos en los años 30 del siglo XIX. Desarrolló sus actividades como capitán de barcos negreros traficando entre el golfo de Guinea y las posesiones españolas en las Antillas. Los hermanos Vinent llegaron a establecer una factoría negrera en la isla de Corisco, hasta que la persecución de la marina británica contra el tráfico de esclavos les forzó a abandonar tal actividad.
Fue entonces cuando afinó sus inversiones y se estableció en 1844 en Cádiz como banquero y naviero. Ocupó tres veces el cargo de concejal del ayuntamiento, así como vocal de la Junta de Comercio, cónsul del Tribunal de Comercio y Presidente de la Comisión directiva del depósito del puerto de Cádiz, contándose entre los muchos servicios que prestó, el de la construcción del ferrocarril gaditano, el de la mejora de aquel puerto y el de la dotación de agua potable a aquella ciudad.
En 1860 fijó su residencia en Madrid. Fue Diputado provincial y Vicepresidente de la Junta de Agricultura, Industria y Comercio, Comisionado del Ministerio de Marina en Londres y Senador vitalicio, además de otros importantes cargos (Presidente de la Sociedad del Timbre y de la Compañía de Ferrocarril de Medina del Campo a Salamanca y del Crédito general de ferrocarriles). Protagonizó iniciativas financieras destacadas como la fundación de los Bancos de Castilla y del Hispano Colonial de Barcelona, representando a aquel formó parte de la Junta Consultiva de la Compañía para la venta y explotación del barrio de Salamanca.
Con tal currículum se adjudicó (compró) el título nobiliario de marqués y así sembró un abolengo que llega hasta nuestros días a ocupar en sus descendientes uno de los cargos importantes de la multinacional Ferrovial. Juan Manuel Hoyos y Martínez de Irujo es el actual Marqués de Vinent y es consejero de la compañía.