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Así queda tu pensión tras la última reforma

Comentamos qué ha cambiado para que entiendas mejor cómo puede ser tu futuro financiero

Lo que queda al final de la vida laboral
Lo que queda al final de la vida laboral
Foto: Pixabay

Mientras en Ciutadella siguen saliendo cada semana para reivindicar mejoras en las pensiones, la Unión Europea marca el ritmo de los cambios en el tema de las pensiones al Gobierno español que, dando el visto bueno entre los socios de gobierno, dan salida a esta nueva modificación que, de hecho, sigue a las ya materializadas. Recordemos; la reforma que revaloriza las pensiones con el IPC, la que modifica el Régimen de Trabajadores Autónomos (RETA) para que coticen por sus ingresos reales y la que impulsa los planes de pensiones de empleo.

Estas nuevas medidas incluyen un aumento de las bases de cotización máxima y la puesta en marcha de mecanismos de solidaridad y ya se han pactado previamente en el plan de recuperación y resiliencia.

Cada uno de los ajustes se siguen con lupa y una de las medidas más polémicas es la ampliación del periodo de cálculo de las cotizaciones. Sindicatos y patronal plantean cuál es la edad y el baremos más justo sin que se llegue a un consenso. Por lo pronto, esta nueva reforma refuerza los ingresos aumentando la base de cotización de las bases máximas (actualmente en 4.495 euros), que se hará entre 2024 y 2050. Esta consistirá en ir sumándole a la cuantía anual del IPC una cuantía fija de 1,2 puntos porcentuales.

Por otro lado las pensiones máximas se revalorizarán año a año con la cuantía anual del IPC más un incremento adicional de 0,0115 porcentuales acumulativos cada año hasta 2050. A partir de 2050 y hasta 2065 habrá incrementos adicionales.

Con el mismo objetivo de mejorar los ingresos del sistema, que tiene que reforzar su solidez presente y futura, el Gobierno ha planteado una “cuota de solidaridad” para la parte del salario que actualmente no cotiza por superar el tope máximo de cotización. Ésta será del 1% en 2025 e irá aumentando a un ritmo de 0,25 puntos por año hasta llegar al 6% en 2045.

Otro elemento de interés es el que, para mejorar los ingresos del sistema, se crea con la mejora del Mecanismo de Equidad Intergeneracional o MEI que va a pasar de los 0,6 puntos porcentuales actuales a 1,2 puntos porcentuales en 2029, a un ritmo de una décima de subida por año para reforzar el sistema durante los años en los que puede haber una mayor tensión por la jubilación de la generación del ‘baby boom’.

Con esta reforma también hay la posibilidad de elegir el periodo de cómputo de la pensión. Y es que para los próximos 20 años se establecerá un régimen dual del periodo de cómputo, que permitirá escoger entre estas dos posibilidades: los 29 últimos años de carrera, descartando los 2 años peores; y el periodo de cómputo actual (25 últimos años).

La primera posibilidad se desplegará progresivamente durante 12 años a partir de 2026. El principal objetivo de esta norma será beneficiar a los trabajadores con carreras irregulares y precarias.

Pongamos el caso de periodos en los que el trabajador aporta menos al sistema por pausas en la trayectoria laboral, sobre todo centrándose en las mujeres y su mayor tendencia a optar por reducciones de jornada o jornadas parciales para hacer frente, por ejemplo, al cuidado de las personas dependientes. Con esta reforma se quiere cubrir estos supuestos. En cierta manera se consigue que los vacíos de cotización se compensen con el 100% de la base mínima los primeros 48 meses, y con el 50% de la base mínima a partir del mes 49 (los 4 años), añadiendo para las mujeres trabajadoras por cuenta ajena, el 100% de la base mínima hasta el quinto año y el 80% de la base mínima hasta los 7 años.

Aún hay más. Se contempla una atención especial a la brecha de género y a las pensiones mínimas. Contando con los ingresos extra que el sistema recibirá a raíz de esta reforma, otro de los objetivos es incrementar las cuantías de las pensiones mínimas. De esta manera, se establecerá que lleguen al 60% de la renta media, tomando como referencia la evolución de la pensión mínima con cónyuge a cargo, que alcanzaría entre 2024 y 2027 el 60% de la renta media correspondiente a un hogar de dos adultos.

Algo parecido pasa para la evolución de las pensiones no contributivas, que crecerían hasta converger en 2027 con el 75% del umbral de la pobreza calculado para un hogar unipersonal.
La reforma contempla también medidas para combatir la brecha de género, enfocadas especialmente a las mujeres, quienes de media reciben siempre una pensión menor que la de los hombres, exceptuando el caso de la de viudedad. Así, el complemento de brecha de género de las pensiones tendrá un incremento del 10%, adicional a la revalorización anual, en el bienio 2024-2025.


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