En la Tanca des Pi des Llamp, Es Pinaret y Cala Morell, en Ciutadella y en Sa Roca y S’Arangí, en Es Mercadal. En total 24 ha. de masas forestales de Menorca en las que el Govern ejecuta el proyecto «Adaptación de las masas forestales insulares al cambio climático», financiado con fondos Next GenerationEU a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Este proyecto se inició en abril de 2022 y finalizará en junio de este año con un presupuesto total de 905.000 euros. Se prevé haber ejecutado actuaciones en unas 126 hectáreas de ocho municipios del archipiélago.
Son actuaciones que forman parte de los objetivos que persigue el Plan Forestal de las Illes Balears.
El conseller de Medi Ambiente i Territori, Miquel Mir, ha explicado que el proyecto «pretende mejorar la resistencia y resiliencia de las masas forestales frente a las perturbaciones ambientales y evitar así, los procesos de degradación por desertificación y de erosión del suelo, mediante actuaciones de mejora de la cubierta vegetal», añadiendo que «a la vez, se procura multiplicar su capacidad de captura de CO2, optimizando los servicios ecosistémicos que proporcionan, especialmente como sumideros de carbono».
Los espacios forestales de la región mediterránea y, en concreto, de las Illes Balears, son especialmente vulnerables a los impactos del actual contexto de crisis climática. Las consecuencias son muy patentes en forma de fenómenos meteorológicos extremos, como por ejemplo periodos de sequía prolongados, temporales de fuertes vientos, grandes incendios forestales o episodios extremos, como el temporal Juliette, que pueden generar importantes procesos de degradación del bosque.
La ausencia de cubierta vegetal acelera los procesos erosivos y provoca una irrecuperable cantidad y calidad de suelo forestal disponible para permitir el asentamiento de las comunidades vegetales propias de las islas y, en definitiva, de un paisaje diverso y de calidad.
El conseller ha defendido que «las masas forestales resultan imprescindibles para mitigar y combatir los efectos del cambio climático, por su capacidad de ejercer como sumideros de carbono». «Por lo tanto», ha añadido, «se hace prioritario y urgente la defensa de nuestros bosques como un objetivo vital para la defensa global del medio ambiente y como una necesidad local para limitar el impacto del efecto invernadero sobre los recursos naturales y los propios ciudadanos».