Los precios para acceder a la vivienda, ya sea para vivir permanentemente o para un trabajador que tiene un contrato de temporada pero que no tiene aún un techo para dormir son algunas de las razones por las que se generan situaciones en las que se okupan propiedades en las que sus propietarios, por el motivo que sea, hace mucho tiempo que no pasan.
Esta es una realidad en Menorca y ocurre cada vez más por el empuje que tiene la escalada de precios y por cómo está la oferta y la demanda. Por eso hay personas que identifican casas medio abandonadas para okuparlas y luego ofrecerlas a un tercero (normalmente un trabajador que viene fuera para trabajar en el sector servicios en el fructuoso verano menorquín). Este delito ya ha sido identificado en la isla con anterioridad y hace que en cualquier momento el propietario de una finca, casa o apartamento se encuentre con que hay un “inquilino” en su casa que pagó a alguien un alquiler y fianza. Alguien que desaparece con el dinero y del que nunca más se sabe después. Esto llega a extremos en los que hay una verdadera organización delictiva detrás de estas okupaciones.
No todos los okupas son ladrones, pero también hay ladrones que hacen ambas cosas; roban y okupan.
El hecho de que puedan entrar en casa y robar u okuparla es una preocupación importante para muchas personas. Y no es para menos, ya que las cifras no son en absoluto alentadoras. Hasta al fin del tercer trimestre del 2022 se produjeron en España un total de 88.320 robos en domicilios, lo que supone un incremento del 14,6% con respecto al mismo periodo de 2021, cuando se registraron (hasta el mes de septiembre) 75.417 robos en casas.
Es clave tomar las medidas necesarias para reforzar la seguridad de los hogares, sobre todo en los períodos vacacionales. Es útil cambiar viejas puertas por puertas blindadas o acorazadas, así como optar por cerraduras de seguridad, es decir, preparadas para esquivar cualquier técnica de intrusismo y la instalación de un cerrojo adicional, incrementando así la protección del inmueble.
En la entrada de las fincas, puertas de edificios o accesos a viviendas, los ladrones o futuros okupas marcan de alguna manera el lugar para que, de una manera sutil, se pueda apreciar el paso de una persona. En algunos lugares utilizan hilos casi invisibles de silicona en el quicio de la puerta que, desaparecerá solo si alguien abre o cierra ese portal. Así, cada cierto tiempo pasa aquella persona para comprobar si la finca vive en el olvido de sus propietarios legítimos y, así, dar la patada en la puerta y erigirse como el próximo inquilino o, aún peor, engañar a un tercero para que la okupe, lucrándonse con la operación.
En algunos casos también, varios okupas “marcan” las propiedades con símbolos también poco visibles. Son formas de que un mismo okupa que va por una urbanización pueda identificar (él o para un tercero) la situación de accesibilidad que tiene esa finca.