Sara Comendador Sotos, Madrid (EFE).- Vídeos de personas susurrando, dando golpecitos a objetos, haciendo ruidos con la boca o incluso “arañando” un micrófono, pero también cocinando o maquillándose. El fenómeno del ASMR acumula cientos de millones de visualizaciones en redes bajo la premisa de relajar al espectador y ayudarle a dormir.
Estos vídeos son un éxito de alcance global, según se puede comprobar en YouTube, donde incluso se han convertido en un subgénero en sí mismos.
Con una simple búsqueda en Google de estas siglas aparecen casi 500 millones de resultados, reflejo de un interés al que no es ajeno España, donde el término ha registrado fuertes picos de popularidad, especialmente desde la pandemia.
Ana Muñoz, creadora del canal de YouTube “Love ASMR”, cuenta a EFE que lo descubrió hace unos nueve años, cuando el estrés de los estudios le dificultaba dormir. Cree que el público busca en sus vídeos “un momento de desconexión”.
“Se ha convertido en un hábito para mucha gente y eso hace que haya más creadores y más contenido”, comenta Muñoz, quien explica que entre lo que más demandan sus seguidores están los vídeos en los que ella les ‘maquilla’ virtualmente o les hace sentir que están en un spa.
Los usuarios se ponen los auriculares, cierran los ojos y disfrutan la respuesta sensorial que les produce. La “youtuber” defiende que el ASMR es para utilizarlo sobre todo “por la noche antes de dormir o mientras se estudia”.
¿PERO QUÉ SIGNIFICAN LAS SIGLAS ASMR?
La Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma (siglas en español de ASMR) consiste en una “respuesta a un estímulo que nuestro sistema nervioso recibe, procesa y al cual da una respuesta”.
Así lo explica a EFE la doctora Subirana-Mirete, investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y del Parc Sanitari Sant Joan de Déu (Barcelona), quien precisa que la experiencia se caracteriza por una sensación de hormigueo en la piel.
Esta normalmente comienza en el cuero cabelludo y recorre la parte posterior del cuello y la parte superior de la columna vertebral.
NO FUNCIONA IGUAL EN TODO EL MUNDO
“Mientras algunos pueden experimentar ASMR con estímulos visuales, otros lo pueden experimentar con estímulos sensitivos o táctiles“, apunta Subirana-Mirete.
Pero ¿por qué algunas personas lo experimentan mientras que otras no? “Igual que a unos les gusta el chocolate negro y a otros el blanco, con los estímulos de nuestro entorno sucede lo mismo: para unos, dichos estímulos serán placenteros desencadenando ASMR”, mientras que para otros no provocarán reacción alguna. De hecho, en algunas personas puede generar aversión o desagrado.
¿CUÁL ES SU ORIGEN?
Se cree que el término ASMR se creó en 2010 cuando Jennifer Allen, una joven que estaba intentando encontrar un nombre para describir la sensación física que le inundaba cuando escuchaba la lluvia o se cortaba el pelo, decidió acuñarlo.
“El nombre en sí es pseudocientífico y hay continuos debates acerca de si debería asignársele o no un nombre más técnico”, explica a EFE Clau Nader, ingeniera de audio e investigadora en la Universidad de York.
Nader decidió orientar sus investigaciones hacia el ASMR porque le fascinaba que pudiera tener beneficios para la salud mental de millones de usuarios: “Tiempo atrás tuve experiencias horrendas con medicación para epilepsia y antidepresivos, por ello quise dedicar parte de mi trabajo a explorar el potencial que tiene para beneficio de la comunidad y su salud mental”.
CÓMO LO PERCIBE LA CIENCIA
La Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma es una tendencia relativamente reciente, lo cual explica que aún no haya mucha investigación al respecto.
La doctora Subirana detalla que “no existe una base neurológicamente bien descrita aún sobre el fenómeno, pero seguramente algunos neurotransmisores puedan asociarse a ese proceso al tratarse de sustancias cerebrales cruciales a la hora de inducir las sensaciones de placer asociadas“.
La doctora subraya que los estudios realizados hasta el momento permiten entrever resultados interesantes, pero el número es escaso.
Para Clau Nader es comparable con prácticas como meditación o ejercicios de “mindfulness”: “Poco a poco hay más investigación y evidencia sobre el tema, desde observación ocular, hasta resonancias magnéticas y electroencefalogramas, pero queda un largo camino por recorrer antes de poder entender el fenómeno”. EFE