El mundo rural tiene sus tiempos. El calendario sigue un ritmo que, habitualmente, es siempre el mismo y que marca cuándo el agricultor o el ganadero tiene que hacer uno u otro trabajo; siembra, siega, recolección,… pero todo esto está en tela de juicio con el cambio climático que aprieta. Y en Menorca también se nota. Este año, como comentaba la secretaria general de Unió de Pagesos en Menorca Margarita Llambías, esta semana en una entrevista en Radio Menorca, se han tenido que adelantar los procesos de la siega de la hierba y pastos de forraje que se utilizan para alimentar al ganado porque en este momento del año, cuando deberían estar empezando a cortarla, en muchos puntos ya se estaba secando y muriendo. La falta de lluvias pone en jaque de nuevo la subsistencia de las explotaciones ganaderas que se están viendo obligadas a comprar piensos que llegan de fuera de Menorca. Los costes no solo se incrementan por este motivo si no que viene con una subida de los precios de estos piensos. En suma, hay que buscar alternativas.
En la historia de Menorca, años difíciles en el campo han generado hambruna y, por consiguiente, migraciones en masa. Eso no pasará hoy en día porque el tejido social y económico es diferente pero sí que va a obligar a tomar alternativas.
Las soluciones no son fáciles pero hay que estudiar mejor la rentabilidad de las explotaciones con el objetivo de que ajustar el número de reses. También se tienen que adoptar medidas diferentes en cuanto al riego. La falta de agua a día de hoy ya está animando a los ayuntamientos a plantear un adelanto de las restricciones del consumo de agua. En el campo puede pasar igual.
Determinadas formas de regar serán ya cosas del pasado. No se puede regar en pleno verano por aspersión puesto que se pierde gran cantidad de agua. Tampoco parece lógico regar por inmersión, llenando zanjas y surcos en la tierra. El gota a gota es viable pero solo para según qué tipo de agricultura, no para grandes extensiones de pastos.
La falta de lluvia anticipa un posible verano más seco aún que el año pasado, donde se sucedieron las olas de calor. Y si llueve, hay que analizar también si el agua cae torrencialmente o no puesto que un gran chaparrón genera cursos de agua que corren y el terreno apenas puede absorber esa humedad. Arrastra la tierra y las posibles semillas de manera que no son lluvias aprovechables para ciertos pastos y para la recarga natural del acuífero.
Los invernaderos pueden ayudar a mantener la humedad ambiental de las plantas pero, de nuevo, no sirven para los intereses de todos los tipos de cultivo.
Margarita Llambías muestra su preocupación por cómo vaya a presentarse el calendario de temperaturas de las próximas semanas y espera que la sequía no sea tan dura y larga como para comprometer (aún más) al campo.