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“Hijo de las estrellas”

Un artículo de Josep Maria Aguiló

Cielo lleno de estrellas.
Cielo lleno de estrellas.

Hace ya algún tiempo, vi en televisión un excelente reportaje titulado ‘Hijos de las estrellas’, que trataba sobre el estudio del universo y sobre su posible origen.

Uno de los astrofísicos que intervino en aquel reportaje dijo, precisamente, que los seres humanos somos en cierto modo hijos de las estrellas, porque estamos hechos de los mismos materiales que los astros más antiguos, es decir, de átomos de carbono, nitrógeno y oxígeno.

Esa afirmación, tan rigurosa y al mismo tiempo tan poética, me recordó una de las más célebres sentencias de William Shakespeare, cuando en su obra La tempestad escribió que los seres humanos estamos hechos de la misma materia con que se tejen los sueños.

Esa doble percepción, la de nuestra ancestral comunión cósmica y la de nuestra fragilidad esencial, debería de ayudarnos, de alguna forma, a intentar relativizar nuestros posibles miedos o temores cotidianos cuando estos nos sobrepasan y a intentar vivir siempre con una mayor placidez y serenidad en nuestro día a día.

Por otra parte, como hijos de las estrellas que somos, seguramente deberíamos de preguntarnos con mayor frecuencia y convicción si debe de haber o no vida en otros planetas, y si la hay, cómo debe de ser.

Igualmente, quizás sería bueno que nos preguntásemos también con mayor asiduidad qué hay en la parte del universo que no conocemos, o si son ciertas o no las hipótesis sobre el origen y la evolución del cosmos, o cuál es hoy la vigencia de las teorías más relevantes sobre la relatividad del tiempo y del espacio.

En ese sentido, tal vez las dos únicas certezas con que podamos contar, al menos hasta el día de hoy, sean que somos hijos de las estrellas y que nuestras vidas cierran su círculo con un sueño, como afirmaba también Shakespeare en La tempestad.

Como esas estrellas lejanas que nos precedieron, como esas ensoñaciones desvanecidas, seremos también nosotros, de nuevo, algún día.


Comment

  1. … somos parte del Universo, eso es obvio… que seamos creados por un señor con barba y túnica blanca con sandalias es un cuento infantil, es otra obviedad… de hecho, seguiremos evolucionando, hasta cerrar el círculo, y darnos cuenta de que somos precisamente nosotros nuestros propios dioses…

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