Barcelona, 30 jun (EFE).- El escritor Josep Pla medió en 1961 con el entonces alcalde de Barcelona, Josep Maria de Porcioles, para conseguir una subvención, que ascendió a 250.000 pesetas, para rehacer y volver a publicar los dos primeros volúmenes del “Diccionari català-valencià-balear”, creado por Antoni Maria Alcover y Francesc de Borja Moll.
Así se consigna en el nuevo libro “Còmplices per la llengua. Cartes 1948-1979” (Destino), que recoge la correspondencia que mantuvieron durante 31 años Josep Pla y el lingüista mallorquín Francesc de Borja Moll, un total de 46 misivas (34 de Moll y 12 de Pla, aunque podría haber otras tres del catalán que se han perdido).
Además, el volumen, en una edición a cargo de la menorquina Josefina Salord Ripoll, incluye las doce cartas que se cruzaron Pla y Moll con Porcioles relacionadas con el diccionario; nueve escritos en los que Pla habló públicamente de forma elogiosa de Moll, del que trazó uno de sus “Homenot”, y cuatro escritos del balear dedicados a Pla, uno de ellos inédito hasta ahora.
El editor Jordi Cornudella, el filólogo Xavier Pla, de la cátedra Josep Pla de la Universidad de Girona, y la también filóloga Josefina Salord han coincidido este viernes en lo “oportuno” del libro, especialmente porque demuestra que el ampurdanés tuvo una “adhesión a la lengua catalana, en unos momentos complejos, críticos, contradictorios, después de la guerra civil y la posguerra”.
Para Xavier Pla, la relación entre Pla y Moll, que ha calificado de “leal y fiel”, es “fundamental para entender la vinculación del escritor catalán con la lengua”.
PLA, FASCINADO POR EL DICCIONARI CATALÀ-VALENCIÀ-BALEAR
Josefina Salord, por su parte, ha explicado que de estos textos se deduce que Josep Pla quedó “absolutamente fascinado” con el proyecto del “Diccionari català-valencià-balear” y es el primero, una vez se conocen en 1948, que anima a Moll a reemprender su edición, después de publicar solo dos volúmenes, y conseguir que se pueda acabar el proyecto con diez tomos.
“Pla -ha proseguido Salord- decide convertirse en el gran propagandista de la obra, a través de los medios de los que dispone, como sus artículos o sus ‘Cartas a Mallorca'”.
No dudó tampoco en moverse entre las esferas políticas del franquismo para conseguir una ayuda económica en el momento en el que Moll le comenta que no tiene dinero para continuar el diccionario.
Una de las tretas que utilizan para que Porcioles, que en esta cuestión siempre fue con “pies de plomo” y que llegó a decir que no podía hacer más por los “unitaristas y falangistas” que se oponían a este tipo de iniciativas, fue que su padre, notario en Àger (Lleida), había sido uno de los primeros colaboradores de la obra.
Más adelante, en una carta de 1965, el político le comenta a Moll que ha recibido las dos colecciones de su “magnífico” diccionario, que “desde ahora ocupa un lugar de preferencia” en sus bibliotecas. “Me hará un gran servicio, lo puede creer, puesto que es una obra exhaustiva”, afirma.
A la vez, le demanda que si se reedita el volumen IV, le tenga presente, puesto que le haría “mucha ilusión” completar la colección.
Otro hecho destacado del libro presentado hoy es, según Salord, que Pla y Moll compartían su “complicidad con un modelo de lengua natural, nada barroca”, llegando el catalán a aseverar que el mallorquín era uno de los “mejores” escritores de la literatura catalana por sus “entradas del diccionario”, una obra que en algún momento de su vida precisó que leía antes de ir a dormir, igual que hacía con el diario francés le Monde.
Josefina Salord ha indicado que Pla creía que el diccionario pondría al alcance de mucha gente “una lengua completa, genuina, viva, que dejaba testimonio de toda una tradición literaria en Mallorca, Valencia y Cataluña”.
Asimismo, Jordi Cornudella ha apuntado que se puede descubrir en los textos ahora publicados a un Pla “militante, mojándose muy a fondo en unos años difíciles”, siendo, a la vez, un “pragmático”.
Tampoco ha obviado que la subvención que acabó obteniendo del Ayuntamiento de Barcelona no le resultó gratis puesto que “acabó escribiendo un ‘Homenot’ sobre Porcioles”.
En su intervención, además, ha resaltado que ni Pla ni Moll eran “gente contemplativa, sino que se movían y sabían hacerlo tejiendo complicidades”, algo que también consiguió el escritor catalán con el valenciano Joan Fuster.
Xavier Pla, en este punto, ha apuntado que “aunque la correspondencia no es muy personal”, “ves que es gente que no se queja, lo tienen todo en contra, pero no se lamentan, actúan”.