La Dirección General del Catastro, el visor del IDE con las capas que muestran las piscinas detectadas y los inspectores de Hacienda que buscan las obras no declaradas suman datos para hallar el número exacto de piscinas en Menorca, que no es fácil de saber a ciencia cierta por estas razones; se continúan construyendo, algunas se tapan, otras se “disfranzan” de uso agrícola.
Otra certeza es que hay algunas de estas piscinas que se tapan. Son cerramientos que alejan las miradas de los curiosos, ya sea para esconder su falta de legalidad o por otros motivos, como evitar la evaporación, la suciedad. Y el número de piscinas sigue creciendo. La paradoja es que hay una evidente alarma por la escasez del agua como recurso vital. Las restricciones se imponen en el agua de grifo mientras se proyectan nuevas piscinas.
Para refrescarse en Menorca contamos con una línea de costa marina, pero las piscinas ofrecen privacidad y se asocia a lujo en las muchas fincas, chalets o complejos donde se construyen.
En su día (2014) el IDE, servicio de cartografía del Consell insular, hacía la reflexión de que si suponemos una profundidad media de 1.5 m por piscina salen 642.655 m3 de agua! Tanta agua como tienes disponible la planta desaladora Mar de Alborán de Almería.
Los datos sitúan a Menorca como el lugar con más piscinas por habitante del país. De media hay una piscina por cada menos de diez residentes (no se contempla que en verano se triplica la población con el turismo).
De los municipios de la isla, en Ciutadella hay más piscinas, seguido de Sant Lluís, donde la relación habitante-piscina es el más alto de Menorca; por cada 3,3 habitantes, hay una piscina. Uno de los motivos que puede explicar esto es que la configuración urbanística de las zonas turísticas están llenas de casas particulares o chalets con jardín y con un espacio dedicado a tener piscina.
Según el IDE, al comparar por núcleos (no por municipios), Cala en Porter y Cales Piques, encabezan la mayor concentración de piscinas en contraposición de lugares como Sa Mesquida, donde la planificación urbanística en origen jamás contempló que sus vecinos nadaran en agua dulce.
Por último, el mercado tiene tendencias que se tienen que considerar. Piscinas dentro de la casa; un sótano reconvertido en el que incluimos algo más que una simple bañera, donde poder hacer unos largos, lejos de las miradas de todos y sin el suplicio del sol, de las hojas de los árboles o de los mosquitos. También se estilan piscinas de bordes irregulares. El diseño “que se sale de lo habitual” parece también marcar tendencia. Otro elemento que gusta mucho actualmente son las piscinas infinitas, donde el borde de la piscina se confunde con el horizonte. Y por último, piscinas en las que parte del agua se aprovecha para regar plantas, con cenefas y detalles decorativos que integran la piscina como si fuera un elemento diferente (como una fuente, una piscina romana o una playa con arena en tu jardín). La imaginación al poder.