Más ‘ninis’ en Balears: el dilema de los jóvenes que ni estudian ni trabajan

En Baleares, las diferencias por sexo son relativas, con un 15,7 por ciento en el caso de los hombres y un 15,5 por ciento en las mujeres. Los jóvenes que se encuentran en desempleo están en una situación que no responde exclusivamente a no tener estudios, ya que influyen diversos factores y condicionantes que varían según el nivel y el tipo de formación de cada individuo.

La principal causa detrás de las dificultades que encuentran muchos jóvenes para ingresar en el mercado laboral radica en el abandono temprano de sus estudios, incluso antes de completar la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Algunos se han visto obligados a dejar sus estudios para empezar a trabajar por necesidades familiares, y que ahora están en la encrucijada de no tener formación y tampoco encontrar un empleo estable. Esta desmotivación les convierte más vulnerables y supone, en muchos casos, la pérdida de confianza en la sociedad.

Juan tiene 23, y no acabó la ESO. Sus motivos tienen que ver con una desmotivación, acentuada por sus padres y profesores. “No me gustaba estudiar y el cúmulo de ver que nunca avanzaba y repetía cursos me llevó a dejarlo”.

Miguel Ángel, de 25 años, tampoco culminó la enseñanza obligatoria, y hace apenas un año que decidió obtener el título de la ESO mediante una escuela para adultos. “Me la pedían para cualquier trabajo”, asegura.

En el archipiélago, el segmento con mayor desempleo corresponde a aquellos que poseen niveles educativos más bajos o carecen de especialización. Concretamente, quienes solo han culminado estudios primarios representan un 35 por ciento del total. Según datos proporcionados por el Ministerio, en 2022, Baleares encabezó las estadísticas de tasas de abandono escolar, registrando una preocupante cifra del 18,2 por ciento.

Los universitarios desempleados son una minoría respecto al resto de la población con menos nivel educativo. Sin embargo, la Encuesta de Inserción Laboral de los Universitarios (EILU) recoge en Baleares que un 17 por ciento de universitarios está en el paro. Los graduados creen que la clave reside en la especialización en un mercado donde hay mucha competencia.

Es el caso de Sarah, que el año pasado finalizó la carrera de Psicología, pero ante la dificultad de encontrar trabajo, ha tenido que estudiar un Máster “para especializarse”. De igual forma, Marc ha estudiado Derecho y actualmente no trabaja. Quiere dedicarse a la abogacía y ahora, confía en que unas prácticas le proporcionen nuevas oportunidades laborales.

La inserción laboral en la Formación Profesional supera el 70 por ciento en Baleares, por encima de la de los universitarios, según datos del Ibestat. Al ser más corta y práctica, atrae tanto a empresarios como a estudiantes, y se vuelve crucial en un momento donde la falta de trabajadores perjudica a todos los sectores de las islas. Según la Comisión Europea, en 2030 las empresas necesitarán un 65 por ciento de profesionales con preparación en FP.

Cristian tiene 24 años y ha cursado una FP de Técnico de Emergencias Sanitarias. Tras 400 horas de prácticas incluidas en el plan de estudios, no las había acabado y ya tenía un contrato firmado. “Es muy completa y multidisciplinar, la FP te habilita muy bien si quieres dedicarte a algo muy concreto”, afirma el joven. “Ahora soy fijo en la Administración y no tengo nada que envidiar en cuanto a nómina y condiciones laborales”. Cristian cree que el bachillerato no es la única vía para acceder a estudios universitarios, y actualmente está estudiando el grado de Medicina tras hacer otra FP, en este caso superior, de Laboratorio Clínico, que le ha permitido acceder al grado.

Rodrigo acabó la ESO e hizo una FP de Informática. A punto de cumplir 18 años, ya trabaja, pero explica que en su caso, el camino no ha sido fácil debido a “malas experiencias” en sus prácticas. “Fue gracias a mi tutora, a quien le dije que estaba buscando trabajo y facilitó mi currículum a una empresa hotelera, donde ahora trabajo con un equipo de informáticos”.

Extrapolando los datos nacionales al conjunto de la Unión Euopea, España es el séptimo país con mayor cantidad de ‘ninis’. Si bien el país ha abandonado las posiciones más altas en este ránking (llegó a ser el cuarto país en 2020), todavía está lejos del objetivo del nueeve por ciento que estipula la UE para el 2030.

Además, España lidera el desempleo juvenil con un 29 por ciento, frente al 13 por ciento de media de Europa, teniendo así el peor dato de los 30 países, después de Grecia, que lideraba hasta ahora el ranking y que tiene un 27,2 por ciento. España, Grecia e Italia son los tres países con peores datos de empleo juvenil.