Es uno de los parajes más buscados y transitados de Menorca. Y, sin duda, uno de los más espectaculares. Bajo el nombre de Olla de Binisafua, Caló Fondo, Cala de la Olla o Ses Olles de Binisafúller, este pequeño rincón rocoso de Sant Lluís lleva años resistiendo la saturación con una explosión de belleza que impacta al visitante.
Más allá de su poco espacio o de la incomodidad por la multitud de turistas o residentes, el universo de peces que recibe a los bañistas es un atractivo único. ¿Excesivo?
Hay quien lo compara con lo que ha sucedido con Macarella o Turqueta. En plena temporada, una hilera impresionante de gente baja por los escalones buscando un pequeño hueco entre las plataformas o las rocas. Muchos, madrugan para disfrutar de la cala durante unos minutos. Es un lugar casi de paso, de tránsito, porque lo importante es poder compartir ese paisaje inigualable. Especialmente, cuando uno entra en el agua.
Allí, ponerse la careta o las gafas de nadar te adentran en una gran piscina natural llena de magia. Los peces comparten actividad con los visitantes en una mezcla de humanidad y naturaleza sin igual.
La Olla de Binisafua se convierte cada verano en un lugar de peregrinación, porque todos quieren conocer ese maravilloso enclave de la Costa Sur. Y entonces aparece el debate: ¿Hay que controlar la entrada de gente?
De momento, sus aguas y las especies que las habitan resisten el empujón humano. Tal vez, porque las boyas impiden que lleguen hasta allí las embarcaciones; tal vez, porque el bañista respeta el entorno; tal vez, porque quien visita la cala quiere volver al año siguiente. Ahora, a finales de septiembre y con la temporada echando la persiana, es un momento ideal para disfrutar de la Olla. Un lugar privilegiado al alcance de todos. Disfrútenla. Cuídenla.
… hace tiempo que no voy… siguen habiendo nudistas? eran también una curiosa pincelada de color en ese paraje que daba alegría a la zona…