El uso de la tecnología digital como herramienta y soporte para los estudiantes, y las posibilidades de distracción en el aula que ésta puede suponer, han sido tema de debate a lo largo de estos últimos años. Un reciente informe de la UNESCO concluye que no existen pruebas fehacientes sobre el hecho de que volcarse en el uso de la tecnología, aporte una mejora significativa a la forma de estudiar y al proceso de aprendizaje.
El estudio, titulado Tecnología en la educación: ¿una herramienta en los términos de quién?, comienza cuestionando las afirmaciones esgrimidas desde algunos sectores, afirmando que mientras que algunos avances tecnológicos han demostrado ser efectivos en contextos específicos, existe un déficit considerable en la investigación imparcial sobre su impacto real en el ámbito de la educación.
En parte, esta falta se debe a la vertiginosa evolución tecnológica, con cambios en productos educativos en -según afirma el mismo documento- aproximadamente cada 36 meses, lo que dificulta la realización de una evaluación exhaustiva.
Como muestra de esta insuficiente investigación, la UNESCO pone el ejemplo concreto del Reino Unido, país en el que sólo el 7% de las empresas de tecnología educativa han realizado ensayos controlados aleatorios, mientras que una encuesta en 17 estados de EE.UU. mostrar que sólo el 11% de los docentes y administradores solicitaron pruebas revisadas por pares antes de adoptar una nueva tecnología en el aula.
El estudio también concluye que, aunque la tecnología ha prometido durante mucho tiempo revolucionar la educación, en muchos casos lo que ha terminado haciendo es excluir a más personas de las que ha incluido, debido a factores como la falta de conectividad en regiones desfavorecidas.
Esto, por ejemplo, llevó a que al menos medio millón de estudiantes no pudieran acceder a la educación online durante el cierre de las escuelas en 2020 por culpa de la pandemia. Este número es aún más impactante si consideramos que el 72% de los estudiantes más pobres se quedaron fuera.
Pero no todo es negativo, puesto que el informe también ha encontrado avances tecnológicos que muestran luces de esperanza, como los dispositivos que facilitan la accesibilidad a los materiales de estudio a los estudiantes discapacitados, con una mayor eficiencia respecto a las herramientas tradicionales.
También medios tradicionales como la radio, la televisión y los teléfonos móviles han tomado relevancia, sirviendo de puente educativo para áreas remotas.
La velocidad de adaptación de los sistemas educativos frente al ritmo del cambio tecnológico es otro reto. Incluso en países desarrollados, muchos estudiantes tienen acceso limitado a tecnologías educativas avanzadas en sus escuelas, y los docentes a menudo se sienten inseguros o poco preparados para utilizar estas herramientas, según el mismo informe.
El despliegue tecnológico en la educación también se encuentra sujeto a las inversiones económicas, y aparte del impacto que esto supone en los presupuestos públicos, también hay otro coste que muchas veces no se tiene tanto en cuenta, como es el impacto medioambiental.
.- Este es un artículo de tecnonews.info y AMIC para Menorcaaldia.com
… la tecnología ayudará a las nuevas generaciones a desembarazarse de las tonterías confesionales que las sectas religiosas siguen empeñándose en intentar inculcarles… ahora un alumno tiene mucha más ayuda que sus padres o abuelos para decirles “no me vengas con monsergas, que en Google tengo la suficiente información para rebatirte toda esta sarta de sandeces”… curioso que el que llaman SAN Google sea precisamente el que cavará la tumba de la “asignatura” de religión… y la inteligencia artificial? les preguntan, y la respuesta hace temblar al mundo de las creencias, un gigante de pies de barro…