El “coliving”, una modalidad residencial que el Govern promueve en su decreto de vivienda, sigue ganando adeptos, sobre todo entre los jóvenes, y aunque en España es residual comparado con otros países, en la primera mitad del año rozó los 75 millones de inversión y ha cuadruplicado su oferta de camas en tres años.
Estas viviendas compartidas para estudiantes y jóvenes profesionales, que nacieron como necesidad en “Silicon Valley”, el centro neurálgico de la bahía de San Francisco en California, sede de gigantes tecnológicos como Apple, Facebook y Google, han pasado a ser una forma de vida para mucha gente.
En un entorno marcado por la escalada de los precios de la vivienda y de los alquileres, sobre todo en las principales ciudades, el encarecimiento de las hipotecas, la falta de ahorro disponible o los salarios de los más jóvenes, el “coliving” es una alternativa para muchos de ellos.
Según los datos de la consultora CBRE, el “coliving” representó el 31 % de las inversiones realizadas en el primer semestre dentro del “Flex Living”, subsector dentro del residencial que agrupa bajo el concepto de flexibilidad las nuevas soluciones habitacionales temporales, y que facturó 433 millones de euros en 2022.
Además, ha cuadruplicado su número de camas en los últimos tres años hasta alcanzar las 8.000 y espera otras 2.000 más para final de año.
De cara a 2025, la previsión es que el “stock” de “Flex Living” se duplique hasta rozar las 20.000 camas. Aunque actualmente el 75 % de las camas operativas se ubican entre Madrid y Barcelona, ya se va notando más presencia y proyección de este tipo de activos en ciudades como Valencia, Málaga y Vizcaya, apunta CBRE.
Nació en Silicon Valley
El “coliving” nació en Silicon Valley fruto de la necesidad de los jóvenes de encontrar un lugar donde vivir ante la escasez de viviendas disponibles y los altos precios existentes.
Esta necesidad pasó a ser un hábito de vida dejando de ser edificios en los que se compartían zonas comunes a lugares en los que los inquilinos se agrupaban por afinidad de gustos y edad. Suelen ofrecer habitaciones independientes con baño e incluso cocina individuales, junto a otras estancias compartidas.
Hace unos cinco años llegó a España tras su éxito en otras ciudades europeas como Bruselas.
Roza el 100 % de ocupación
Según apunta a EFE David Uriarte, el CEO de Attico Living, empresa que opera principalmente en Cataluña, en dos o tres años la oferta se ha multiplicado y está previsto que se vuelva a duplicar en los próximos dos años.
La compañía cuenta con 350 unidades de alojamiento y otras 500 en desarrollo en tres años desde su creación, y espera duplicar su tamaño en los próximos dos o tres años y ser un jugador relevante europeo con 10.000 unidades, donde la ocupación roza el 99 % y la demanda está creciendo más que la oferta.
Esta ocupación tan alta, aseguran desde el sector, responde a la flexibilidad de los contratos que suelen ofrecer este tipo de compañías, que parten con estancias desde tres meses (ocho meses de media) y que no son posibles en la gran mayoría de los alquileres tradicionales.
Según un estudio publicado por Cushman & Wakefield, se espera que en los próximos 10 años el sector del “coliving” facture 550.000 millones en todo el mundo y según Cicle Global Real Estigues, especializada en activos inmobiliarios, España puede ofrecer rentabilidades de entre un 5 % y un 8 %, un 40 % por encima del arrendamiento tradicional.
Vanesa Esteban, consejera delegada de Cotown, marca de “coliving” que engloba alojamiento enfocado a jóvenes profesionales y Vanguard, más orientado a ofrecer alojamiento para jóvenes estudiantes, explica a EFE que los nuevos hábitos de vida y una movilidad laboral mayor sumada al teletrabajo beneficia al negocio.
“Compartir piso se ha hecho toda la vida, pero no estaba profesionalizado hasta que han entrado distintos actores del sector. Hace 20 años no había un modelo, eran propietarios en un portal de Internet” explica Esteban.
En el caso de Cotown, cuentan en 2023 con 1.000 camas y también esperan duplicar su oferta en dos años.
En los últimos años la edad media en este tipo de alojamientos ha crecido debido a los altos precios de los alquileres, que en los últimos diez años se han incrementado de media más de un 50 %, según un estudio del portal Fotocasa.
El perfil de cliente suele ser el de jóvenes profesionales en el entorno de los 30 años, aunque en los últimos meses, aseguran desde el sector, ha crecido el rango hasta los 40 años, que trabajan en “startups”, consultoras, son nómadas digitales o incluso médicos desplazados. EFE