Skip to content

La IA a debate en la Fundació Rubió

Dos ponentes de altura que representan a Telefónica y a Microsoft, ofrecen sus puntos de vista en Menorca

La ciencia ficción sigue siendo ficción.
La ciencia ficción sigue siendo ficción.

La Fundació Rubió, siempre a la vanguardia de los temas de relevancia actual, organizó este pasado viernes 1 de diciembre una jornada que congregó a dos destacados ponentes para explorar los retos y oportunidades de la inteligencia artificial. Richard Benjamins, responsable de IA en Telefónica, y David Hurtado, jefe de desarrollo de Microsoft en España, compartieron sus perspectivas sobre este tema de gran actualidad. El evento fue moderado por Llorenç Huguet, ex rector de la Universitat de les Illes Balears (UIB) y Catedrático en Computación, lo que garantizó un debate enriquecedor.

La importancia del tema quedó patente desde el inicio. A un año de la irrupción de la inteligencia artificial generativa, el mundo se transforma a un ritmo vertiginoso, ofreciendo nuevas herramientas para el desarrollo, la optimización y el progreso en diversos campos. Sin embargo, este avance también ha desencadenado interrogantes sobre la falta de un cierto orden en la liberación de estas potentes herramientas, brindando la oportunidad para su uso indebido, incluso con propósitos delictivos.

El debate se centra en la necesidad imperante de acompañar la implementación de la inteligencia artificial con medidas de gestión responsable. ¿Cómo garantizamos que estas herramientas poderosas se utilicen de manera ética y segura para el beneficio de la sociedad? Surge la inquietud de si es necesario proporcionar formación específica para asegurar que las posibilidades que ofrece la inteligencia artificial se aprovechen de manera óptima y segura.

En una entrevista reciente concedida a Radio Menorca, Richard Benjamins compartió sus reflexiones sobre este tema. Expresó su preocupación acerca de la posibilidad de que la tecnología avance tan rápido que eventualmente supere e incluso desplace a la inteligencia humana. Sin embargo, enfatiza que detrás de esta potente tecnología hay organizaciones y, en última instancia, personas. La inteligencia artificial no posee conciencia ni pensamiento propio; responde a un fin, a la programación y ética que las personas le imponen.

La literatura y el cine, en sus representaciones distópicas del futuro, han contribuido a generar desconfianza entre la población en lo que respecta a la inteligencia artificial. Sin embargo, Benjamins aboga por explorar las potencialidades de la inteligencia artificial en beneficio de la humanidad, siempre bajo el prisma de un respeto escrupuloso por la ética. Destaca la importancia de desmitificar ciertos temores infundados, recordando que la inteligencia artificial no es una entidad consciente ni autónoma, sino una herramienta diseñada y controlada por seres humanos.

El debate se expande hacia la necesidad de establecer políticas y regulaciones que garanticen un desarrollo ético de la inteligencia artificial. La colaboración entre gobiernos, empresas y expertos en ética digital se convierte en un componente esencial para salvaguardar los intereses de la sociedad. La transparencia en el desarrollo de algoritmos, la rendición de cuentas y la participación ciudadana en estas discusiones se erigen como pilares fundamentales para un uso responsable de la inteligencia artificial.

La jornada organizada por la Fundació Rubió no solo puso de manifiesto la trascendencia de la inteligencia artificial en la actualidad, sino que también inició un diálogo necesario sobre cómo abordar los desafíos y maximizar las oportunidades que esta tecnología presenta. La ética y la responsabilidad emergen como guías esenciales para asegurar que la inteligencia artificial se convierta en una aliada en el progreso humano.


Deja un comentario

Your email address will not be published.