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Setas de temporada en Menorca: un tesoro gastronómico por descubrir

Con las últimas lluvias y con temperaturas suaves, ciertas especies pueden aparecer en el campo antes de final de año

Una seta
Una seta
Foto: Pixabay

El otoño menorquín ha sido más bien un veroño (acrónimo de verano y otoño). Eso explica que los tiempos en los que la naturaleza despliega su paleta de colores y trae consigo un regalo gastronómico como las setas de temporada se ha reducido o postergardo. Ahora que estamos a las puertas del invierno llegan lluvias y, al menos de momento, no el frío de verdad. Eso puede dar una nueva oportunidad a los buscadores de setas.

Estos tesoros silvestres, escondidos en los rincones de la isla, ofrecen no solo una deliciosa experiencia culinaria, sino también la emoción de explorar los bosques, senderos, tancas y conocer la diversidad de la micología local.
Menorca alberga una variedad de setas codiciadas en el ámbito gastronómico.

Entre las más apreciadas se encuentran las amanitas cesáreas, conocidas por su sabor delicado y textura carnosa. Además, las boletus edulis y las chanterelles, con sus sabores únicos, complementan la riqueza de la oferta micológica. Níscalos, rovellones y champiñones silvestres se suman a la oferta. La obra Las setas de Menorca nos recuerda que hay más de 700 variantes de las que 150 son comestibles.

Estas joyas fungícolas prosperan en diversos ecosistemas de la isla. Los bosques de encinas y pinos son lugares propicios para encontrar las amanitas cesáreas, mientras que los bosques mixtos de hayas y robles son el hábitat ideal para las boletus edulis. Las chanterelles, por otro lado, se encuentran en áreas con suelos ricos y húmedos.

Los esclatasangs (rovellones de sangre) están asociados a pinares y las gírgolas o setas de cardo se encuentran asociadas a este tipo de simbiosis entre un determinado tipo de caña y la planta del cardo.

La recolección de setas en Menorca debe hacerse con responsabilidad. Es esencial respetar el entorno natural y seguir algunas pautas básicas. No vayamos a propiedades privadas donde pueda haber animales sueltos sin un permiso específico para ello. Utilizar cestas en lugar de bolsas de plástico ayuda a dispersar las esporas, promoviendo la regeneración del bosque. Identificar correctamente las setas antes de recolectarlas es crucial, y en caso de duda, es mejor dejarlas en su lugar.

A pesar de la abundancia de setas comestibles, existen especies venenosas en la isla. La amanita phalloides, conocida como la oronja verde, es una de las más peligrosas. La prudencia dicta asegurarse de conocer la identidad de cada especie antes de la recolección.
Una vez recolectadas, las setas de Menorca pueden transformarse en exquisiteces culinarias. Desde platos tradicionales como la sopa de setas hasta preparaciones más sofisticadas como risottos y salteados, las posibilidades son infinitas. El toque mediterráneo de la isla se refleja en la fusión de sabores autóctonos con la riqueza umami de las setas.

Menorca no solo ofrece delicias culinarias, sino también curiosidades micológicas. La simbiosis entre los hongos y las raíces de los árboles es esencial para la salud del bosque, un fascinante ejemplo de la interconexión en la naturaleza. Si la humedad que otorga las lluvias de estos últimos días con temperaturas aún suaves no permitiera que afloren tantas setas como quisiéramos, establecimientos como Bolets de Menorca cultiva todo el año en atmósferas preparadas para ello todo tipo de setas que tienen gran salida comercial.


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