Antes que nada, permítanme que les desee un feliz y próspero (este adjetivo sólo se utiliza en esta ocasión) año nuevo 2024. Y, ahora, vamos al tema.
Desde el momento glorioso, año 63 A.C., en que Cicerón subió al estrado del senado romano para lanzar sus cuatro famosos alegatos contra el chorizo de Catilina, el arte de la oratoria no ha conseguido alcanzar cotas de tan alta virtud y brillantez verbal. Muchos pensadores, filósofos, políticos y hombres de gran talento universal han intentado, en multitud de ocasiones, emular la fuerza y la notoriedad del prohombre latino sin obtener resultados positivos. Para muestra un botón: Mariano Rajoy, sin ir más lejos.
En la actualidad, sin embargo, la gente de las pelotas —los llamados furbolistas— está brindando, a diario, cientos de posibilidades de superar el ingenio y la capacidad mental y oral del senador romano. Se trata de aguzar el oído y prestar mucha atención a las declaraciones en vivo o pregrabadas que, con total discreción, escupen los profesionales del esférico. Es cierto que el fútbol está plagado de genios del balón capaces de hacer maravillas y dejar boquiabiertos a millones de seguidores con sus habilidades dentro de los terrenos de juego habilitados para tal efecto, pero no es menos cierto que fuera de los estadios no todos pueden presumir de poseer un bagaje intelectual similar a su dominio de la pelotita de marras.
Sin ir más lejos, esta misma mañana, en una cadena de televisión se me ha aparecido, sin yo pedirlo, un señor que ejerce de entrenador de un equipo de fútbol perteneciente a la Primera División del Campeonato de la Liga española el cual, sin ningún tipo de sofoco o retraimiento, ha manifestado textualmente el siguiente alegato (la cita es textual): “esta tarde vamos a salir a ganar. Les he dicho a mis jugadores, para motivarles, que lo que hay que hacer es meter goles y no dejar que nos los metan a nosotros. Me parece que como táctica es irreprochable. En el partido de hoy tenemos que controlar el balón en todo momento y evitar que el contrario se apodere de él; para ello, vamos a verticalizarnos a la vez que replegarnos ante los acosos del rival. No buscamos un empate”. ¡Tal cual! Ustedes me perdonarán si no les dibujo un análisis técnico ni una valoración semántica del contenido de esta arenga televisiva. Creo que el mensaje que lanza el entrenador es tan contundente que no merece la pena ningún tipo de comentario adicional. Espero que los jugadores se verticalicen correctamente y tengan muy en cuenta, vamos, como si fuera una prioridad prioritaria, que su objetivo es meter goles en la portería contraria.
A raíz de la colosalidad de las declaraciones citadas, me he dedicado a buscar algunas “perlas” sonadas que, en su día, ofrecieron entrenadores o jugadores para su esparcimiento (el suyo, lectores) y solaz personal. He aquí algunas frases que rozan la genialidad contadas en puro estilo telegráfico. Abróchense los cinturones.
“No me importa perder todos los partidos siempre y cuando ganemos la liga”. (Mark Viduka, Newcastle)
“El único problema es que no ha entrado el balón”. (Sergio Ramos, Real Madrid)
“Quiero agradecer a mis padres por mi carrera: en especial a mi padre y a mi madre”. (Altobelli, Inter de Milán)
“Estoy tan feliz como uno puede estar. Pero he estado más feliz”. (Ugo Ehiogu, defensa inglés del Aston Villa)
En respuesta a un periodista que le pregunta: “tenemos información de que está haciendo gestiones para irse a jugar al extranjero; ¿nos podría concretar a qué país?”,
Murci Rojas, el jugador del Colo-Colo chileno, opina: “bueno, del país no puedo contarles nada…Solo puedo adelantarles que se trata de un equipo brasileño”.
Y, si me lo permiten, para finalizar, un auténtico hat-trick a cargo del monstruo de la comunicación sir David Beckham (París Saint Germain y oficial de la Orden del Imperio Británico, que no es moco de pavo): “Definitivamente quiero que mi hijo, Brooklyn sea cristianizado; pero no se todavía en qué religión”. Y otra más: “Álex Ferguson es el mejor entrenador que he tenido nunca a este nivel. Bueno, es el único entrenador que he tenido a este nivel. Pero es el mejor entrenador que nunca he tenido”.
“Mis padres han estado conmigo apoyándome. Incluso desde que tenía 7 años” (Sergio Escudero, Granada Club de Fútbol)
Me resisto a escribir un colofón a esta sarta de ocurrencias que, por sí solas, describen a la perfección el estado de la cuestión.
¡Que ustedes lo pasen bien!
… es cierto que son unos cracks… y todo eso lo han dicho sin haber estudiado TEOLOGÍA… son la hostia