A cualquiera que le contaran la historia de España desde el 23 de julio de 2023 una de las primeras conclusiones que sacaría es que Carles Puigdemont es el inventor del “mediador”, toda vez que a los pocos días de incluir esa figura en los acuerdos para la investidura de Sánchez van los dos grandes, el PP y el PSOE, y deciden adoptarla para ver si así resuelven la renovación de un CGPJ caducado desde hace más de cinco años, que ya no me atrevo a viajar por Europa ante las burlas que recibiré tras ser identificado como ciudadano de un país capaz de elegir a políticos tan inútiles que no son capaces de expulsar de sus asientos a unos jueces con la cara más dura que el cemento, pues lo mínimo que tendrían que hacer sería dimitir unilateralmente o, al menos, renunciar a cobrar unos sueldos que les están “robando” a otros compañeros gracias a un ley de las fabricadas con trampas, como tantas.
Todo lo contrario, no solo siguen de okupas sino que, además, se atreven a criticar a políticos elegidos en las urnas que critican algunos de sus comportamientos, tan sospechosos de lawfare abusador de posición dominante que ni siquiera merecen el nombre de decisiones judiciales, pero yo lo que quería decir aquí es que parece mentira que los negociadores de la amnistía interminable no apliquen la solución mediador, no sé si es que no hay nadie en el mundo que se atreva a lidiar este “toro” español o que Pedro Sánchez no se atreve a sostener la mirada del tal García Castellón, sin duda la persona que más votos ha conseguido para el PSOE a base de debilitar a los de Pablo Iglesias acosándolos desde la Audiencia Nacional, aunque tanta persecución no haya conseguido ni una sola condena.