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El mar de Menorca sufrió una anomalía térmica en 2022

El agua se calentó hasta los 29 grados cuando el límite para la supervivencia de algunas especies son los 27

Agua muy caliente.
Agua muy caliente.
La temperatura del agua en 2022 puso en peligro la supervivencia de algunas especies. (Foto: T.M.)

Palma, 7 abr (EFE).- Investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) han constatado un episodio de anomalía térmica sufrida en el verano de 2022 en el mar en Menorca, con temperaturas diarias máximas del agua que superaron los 28°C hasta la cota de 25 metros y por encima incluso de 29 °C en los primeros 10 metros.

Los 27 °C están considerados el límite de temperatura que es el umbral fisiológico crítico para la supervivencia de determinados organismos marinos, según el estudio ‘Temperatura del agua en ecosistemas litorales’, que ha publicado la Estación de Investigación Jaume Ferrer, de Menorca.

Menorca cuenta desde finales de 2013 con dos localidades incluidas en la red T-MedNet, que son Illa de l’Aire al sureste, e Illa de Porros al norte de la isla. T-MedNet es una red internacional que involucra a 18 centros de investigación y 23 áreas marinas protegidas de siete países mediterráneos.

El seguimiento de la temperatura del agua en ecosistemas litorales cumple ya su noveno año de registro continuo de datos en las dos reservas marinas de Menorca.

Las variaciones estacionales de temperatura superficial superan los 12 grados, con mínimos de 14 °C en febrero-marzo y máximos próximos a 27 °C en agosto en ambas localidades.

A mayor profundidad (40 m), las variaciones estacionales son menos marcadas oscilando entre 14 °C en febrero-marzo y 21 °C en octubre. La estratificación de la columna de agua se inicia en marzo-abril, alcanza su máxima intensidad en los meses de verano (diferencia de 7 a 9 grados entre 5 y 40 m de profundidad) y empieza a desestabilizarse en septiembre.

A partir de octubre la columna de agua se homogeneiza, manteniéndose hasta la primavera siguiente. No obstante, existen diferencias interanuales tanto en la profundidad que alcanza la capa de mezcla durante el verano como en las diferencias térmicas en profundidad.

El estudio destaca la anomalía térmica sufrida en 2022 y que afectó a toda la columna de agua. Durante el verano se registraron temperaturas diarias máximas por encima de 28 °C hasta la cota de 25 m, y por encima incluso de 29 °C en los primeros 10 m de profundidad, además de un retraso en la mezcla vertical que sufre la columna de agua generalmente a final de verano y principios de otoño.

Esta anomalía térmica sufrida en 2022 queda igualmente patente en que la temperatura promedio superó los 27 °C a diferentes profundidades, el límite considerado como un umbral fisiológico crítico para la supervivencia de determinados organismos, especialmente invertebrados sésiles.

Aquellos años en los que se supera este umbral durante periodos prolongados suelen ir asociados a eventos de mortalidad masiva.

Según el IEO, las series temporales de temperatura son una de las mejores herramientas para determinar las tendencias climáticas y evaluar sus efectos.

Una de las series temporales de temperatura más largas registradas en el Mediterráneo occidental revela un patrón de calentamiento constante durante los últimos 50 años, con un impacto tanto en las aguas superficiales (entre 0 y 50 m de profundidad) como en las capas más profundas, por debajo de la termoclina estacional.

Este cambio en la temperatura durante las últimas décadas es consistente con otros datos registrados en el noroeste del Mar Mediterráneo y más pronunciado que el aumento experimentado por el océano global desde el inicio de la revolución industrial.

Por su situación geográfica, el Mar Balear constituye un magnífico caso de estudio sobre los efectos del cambio climático en los ecosistemas de la cuenca mediterránea occidental. Actualmente hay cinco estaciones de recogida de datos de temperatura en Baleares incluidas en la red T-MedNet: una en Ibiza, dos en Cabrera y dos en Menorca.

La monitorización de las dos estaciones de Menorca forma parte de un programa de seguimiento de la Estación de Investigación Jaume Ferrer, con el objetivo adquirir series prolongadas de datos de temperatura de alta resolución espaciotemporal para analizar los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas litorales.

La Estación Jaume Ferrer ha publicado una primera serie de artículos de divulgación relacionados con diferentes programas de seguimiento científico que lleva a cabo en Menorca, entre ellos el de temperatura, con el objetivo de evaluar los principales impactos a los que está sometido el medio marino de la isla, declarada por la Unesco reserva de biosfera hace 30 años.


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