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“La conspiración de las puñetas”

Un artículo de Adolfo Alonso


La puñeta es una complicada pieza de encaje blanco que portan las togas de los jueces encima de los puños de sus mangas. Del puño se llega a la puñeta. “Vaya usted a hacer puñetas”. Los pactos de investidura de la actual legislatura son también de encajes complicados y han hecho la puñeta con la amnistía y el lawfare. Esta palabra es la unión de Law , ( Derecho) y warefare( Guerra). Etimológicamente significa la ley utilizada como instrumento para conseguir unos objetivos militares, pero evolucionó hasta llegar al de “guerra jurídica”, “persecución judicial” ”instrumentalización de la justicia”,” “judicialización de la política.”

 

Lo que se introduce en los pactos de investidura es la sombra de la conjura. Una conspiración judicial, para perseguir legalmente por razones políticas los hechos del 1 de Octubre en Cataluña ya sujetos a enjuiciamiento y condena.

 

Puedo poner algún ejemplo de la mecánica. En Agosto del 2004,Cass Sunstein en su libro “Conspiración Teorías and other dangerous Ideas”, apuntó el dato de que el 49% de los residentes  en New York creían que los atentados de las torres gemelas habían sido conocidos por el gobierno USA o al menos por un núcleo privilegiado de él y que no habían hecho nada por evitarlos. Por su parte en una encuesta realizada en siete países árabes el resultado fue que el 78% consideraba que esos ataques habían sido el resultado de un trabajo de los estamentos gubernamentales, de USA e Israel. Los autores serian meros instrumentos tontorrones al servicio de unas supuestas elites o de unos intereses de poder, desconocidos, ignorados y secretos que buscan fines personales o particulares. En el mecanismo conspirativo y en su instalación las explicaciones serán consideradas como un elemento más de reforzamiento. Es Indemostrable su falsedad porque las premisas de la misma son tan etéreas y tan improbables que ni siquiera permiten su rechazo por reducción al absurdo.

 

El Lawfare y la amnistía es una fabricación interesada de Puigdemont. Es una ficción interesada pero puestos a hacer ficción, como yo voy a hacer ahora, hay una pregunta ¿Quiénes serían los que están detrás de esta conjura?. La respuesta nos viene dada en nuestra Historia moderna  y contemporánea. Está más que claro, solo hay dos grupos “secretos” capaces de mover todos estos hilos de la persecución judicial., convirtiendo en tontorrones a los magistrados del Tribunal Supremo, el “opus” y los masones. El siguiente paso es localizar masones o miembros del Opus dei en los entornos de los jueces, o de Puigdemont, y ya estaremos reconduciendo la conjura de los jueces a la conjura de los de siempre, por sus propios intereses. En esta conspiración los grupos secretos lograrían algo fantástico, que la extrema derecha extraparlamentaria y el independentismo se alíen con un único objetivo. La destrucción de la constitución del 78 y de la monarquía. Por más explicaciones que el Opus Dei o los masones den, no se las creerán, por muy necia que parezca, la conspiración tendrá sus defensores que insistirán una y otra vez en ella y tildarán de necios a los que no crean en ella.

 

Es absolutamente increíble una conjura judicial, por no decir que es absurda en unos miembros del poder judicial de este nivel. No tienen nada que ganar en una situación de este tipo. En todo el proceso de enjuiciamiento de los episodios de Cataluña se han producido ataques fuertísimos contra el tribunal que juzgaba. No son gratuitos, formarían parte, para mí, de una estrategia política y de defensa a largo plazo del independentismo, y el lawfare es continuación. Los insultos en sede parlamentaria con nombres y apellidos a algunos magistrados, suponen un uso torticero y de mala fe de la inmunidad de los Diputados, dentro de una táctica desestabilizadora del sistema. Esos insultos sin tener la condición de diputado no se habrían producido.

 

El acuerdo de investidura, aquí lo he escrito, fue de “PresidenciaxPapel”. Se daba una  presidencia de gobierno  a cambio de un papel de hechos futuros e inciertos, y quizá imposible. A corto plazo evidentemente ganó el actual presidente de gobierno. Puigdemont tiene sus propios problemas internos ahora, y no tiene la amnistía aun. Pero a cambio ha introducido varios torpedos en el sistema. El primero  el “lawfare”, o la conspiración judicial, ha dinamitado las relaciones entre el poder ejecutivo y el poder judicial, ya complicadas, y ha sublevado a los jueces, convirtiendo a Fiscalía en una marioneta constitucional a la que nadie cree independiente.

 

Con este Lawfare refuerza su estrategia de defensa jurídica contra la sentencia sobre el intento de secesión, abunda ante los órganos judiciales internacionales en la violación de derechos fundamentales y desestabiliza el equilibrio de poderes. Ataca por lo tanto al único poder independiente. El segundo es de racimo, consiste en el Insulto deliberado por parte de una diputada y reiterado,, llamando deshonestos y por lo tanto contaminados, con nombres y apellidos a los jueces que han intervenido en los juicios. Ya sabemos a quién quieren  investigar en su lawfare. El tercero la Amnistía que abre el camino de los etarras condenados, y abre el juego a la monarquía y al ejército. El cuarto, el relato, aceptado por un Presidente del Gobierno central sobre unos hechos que será leído el día de mañana descontextualizado. El quinto un avance hacia el objetivo de la independencia con los ruidos de sables que esto generará. Pasa por la degradación constitucional, y la desestabilización institucional. Todo lo que es debilitar ya va bien.

 

No importan las puñetas, nadie puede pensar seriamente que sea cierta, pero es interesante y con rentabilidad  legal. Tampoco importa dar la presidencia de gobierno, ya pactará con el PP.  La pieza clave es la amnistía. Hasta ahora ha dado la presidencia a cambio de cero resultados. No hay investigación de jueces, es un endoso de problemas al estado y ya gana con esto lo mismo que avanza hacia el futuro.

 

Acabo de leer que el Sr Puigdemont, deja Waterloo y pasa a vivir en Francia a 30 Km de la frontera, avanzando, y el Rey acaba de fichar para su Casa Real a un experto en fuerzas militares especiales, un General de División que mandó la División San Marcial con más de 7.000 efectivos.

 


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