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“Quilombo”

Un artículo de Adolfo Alonso

(Imagen: PIXABAY)

Entramos en la campaña electoral para las elecciones europeas. La Unión Europea está muy lejos, muy despagada de la tierra. Se ha convertido en un ente ,en Bruselas, administrativo y legal, cada vez más y más grande y con más y más personas cobrando en diferentes puestos y funciones. Es como inabarcable e intangible para los ciudadanos de cada país. No cala y la idea inicial de una Unión Europea se ha hundido en un concepto de euroescepticismo.

 

Cuando alguien quiere dejar la política o se encuentra sin espacio interior político, sin que se haya portado mal,  se mete en una lista a eurodiputado, y si sale pues nada a pasar cuatro años a Bruselas en una cada vez más difícil construcción europea federal y supra estatal : “Nothing for money”. Por allí andaban Soraya y Maite y otros más. Ser eurodiputado es desaparecer de la política, de los periódicos, de la actualidad para pasar a una masa amorfa y políticamente irrelevante.

 

Estábamos en estas , después de las elecciones gallegas, vascas y catalanas, y ahora se ha montado el “Quilombo”, o sea el lio o el barullo, dicho en frase argentina con el presidente Javier Milei.

 

Extrema derecha, elecciones europeas y Javier Milei. Son tres puntos que se han unido en este lío, que promete muy buenos momentos. Después del lío con Israel y Palestina ahora nos vamos con el lío a otra parte.

 

Hay puentes que mejor no construir, porque se nos cae el cemento armado. Todo comenzó en un ‘in crescendo’ de declaraciones, por un lado, desde aquí, que el presidente de allá, se tomaba sustancias, y desde allá para acá, que la mujer del Presidente de Gobierno es una corrupta. Recuerdo un pasaje de libro de un etólogo, que hablaba de dos perros que se ladraban detrás de un seto cada uno todos los días, hasta que un día, el seto se cortó en un punto y de repente en pleno ladrido pudieron verse, se quedaron tan impresionados que los dos se dieron la vuelta y volvieron a ladrarse desde la parte del seto en la que no se veían.

 

Esto ha sido lo que ha pasado con Javier Milei. Hasta ahora se estaba en dos lados del seto, pero se ha venido para acá, a dormir en la embajada argentina y asistir a un mitting de Fernando Abascal, junto con otros lideres de los partidos europeos afines. Lo que ocurre es que él, además, es el Presidente de Argentina, y venirse para aquí de voluntario a gruñir y a entrevistarse con empresarios, sin agenda oficial es ubicarse en el lado roto del seto para darse después la vuelta y volverse a marchar. 

 

Este hombre no encaja dentro de los parámetros de la normalidad política de las relaciones internacionales o de las relaciones interiores. En el tiempo que lleva de presidente los argentinos no salen de su asombro con los resultados de su política económica para mal. Es el penúltimo mesías para este pueblo que parece que tiene una tendencia histórica a la  redención que  arruina la economía. Es lo que me trasmiten mis clientes y amigos argentinos.

 

No es la primera vez que dice algo de la mujer del Presidente del Gobierno pero la vez pasada estaba el seto delante, ahora no y hemos llamado a la embajadora española para que vuelva a España a consultas ‘sine die’. Esto supongo que llevará al colapso de los consulados españoles en la Argentina y al de todos los ciudadanos argentinos que están saliendo del país cada vez en mayor medida hacia España.

 

Es cuando menos desafortunada la presencia del presidente argentino en un miting de partido político y extraño este acto paneuropeo de la extrema derecha. No se si para llamar a la embajadora, se me escapa la medida diplomática, pero no se puede dejar sin respuesta.

 

Es imprudente cuando no hay absolutamente nada probado sobre la actividad de la esposa del Presidente del Gobierno, y decir esto en contra del socialismo, en un miting fuera de casa, en un contexto electoral europeo es descortés y llama la atención sobre la extrema derecha. Y esto sí que parece que se visualiza dentro de la Unión Europea. La utilización de este espacio amplio para la vertebración de un movimiento de extrema derecha organizado dentro de Europa que va en aumento, Italia, Hungría, Francia, Holanda, y no de forma pacífica sino en sonido agresivo.

 

La situación se ha incorporado no solo a la política internacional española sino a la política interna. Y el Quilombo ha dado paso a  la bronca por la falta de adhesión de PP y Vox a la medida adoptada por el Ministerio de Asuntos Exteriores.

 

Servirá para otros exabruptos de contenido electoral. Esto parece la clave de las elecciones europeas. El voto no es Europa, como construcción, sino el espacio político europeo sin la extrema derecha nacionalista y sin su creciente peso.

 


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