Yo me considero una persona afortunada y, en numerosas ocasiones, he tenido la suerte de comer el menú de uno de los mejores chefs del mundo; mi tía Pili. Mi tía ha tenido, desde siempre, una habilidad extraordinaria con la cocina, es una de esas personas que hacen que lo complejo parezca fácil y te sirven la ración de un mes mientras te sonríen con la expresión de quien le pone el corazón a todo lo que hace.
“La clave del sabor es salar cada ingrediente por separado”, me ha repetido muchas veces, mientras me explicaba, paso a paso, algunas de sus recetas.
Seguir uno a uno los pasos de una receta es importante para asegurarse de que todas las acciones se realizan de manera correcta y eso lo podemos hacer gracias al pensamiento lineal. Este tipo de pensamiento, que es el más habitual, se caracteriza por su enfoque estructurado y secuencial; es un proceso lógico y sistemático donde cada paso sigue al anterior de manera ordenada. El pensamiento lineal es fundamental en campos como las matemáticas, la programación y la ingeniería, donde la precisión y el rigor son cruciales.
El pensamiento asociativo, sin embargo, es el motor de la creatividad y la innovación. Los artistas, escritores y científicos a menudo utilizan este tipo de pensamiento para generar nuevas ideas y conceptos. Por ejemplo, un científico podría asociar observaciones en biología con principios de física para desarrollar una nueva teoría interdisciplinaria.
En el ámbito empresarial, el pensamiento asociativo es esencial para la innovación. Los líderes empresariales que pueden establecer conexiones entre tendencias del mercado, comportamientos de los consumidores y avances tecnológicos están mejor posicionados para desarrollar productos y estrategias disruptivas. Steve Jobs, cofundador de Apple, es un ejemplo icónico de cómo el pensamiento asociativo puede conducir a innovaciones revolucionarias al combinar tecnología, diseño y experiencia de usuario.
Aunque el pensamiento lineal y el asociativo pueden parecer opuestos, en realidad se complementan de manera poderosa. Mientras que el pensamiento lineal proporciona la estructura y el rigor necesarios para implementar soluciones, el pensamiento asociativo aporta la creatividad y la flexibilidad para generar ideas innovadoras.
Ambos tipos de pensamiento son dos caras de la misma moneda cognitiva.
Para los que tenemos un pensamiento asociativo, nuestro talón de Aquiles es el foco. Y no hablo del mamífero felizmente casado con la foca, ése no nos ha hecho nada. Me refiero a que, a menudo, nos resulta tremendamente complejo mantener nuestra concentración en una única cosa por un tiempo prolongado, sin interrupciones.
Por ley, los gatos y los perros tienen que llevar un chip identificativo, pero los focos no. Y cada vez que pierdo el mío… es un lío encontrarlo.
… cierto, se adolece mucho en esta sociedad de capacidad de abstracción, mucha gente se va por las ramas, y cree que eso de crear espuma de las nimiedades es algo útil, pero en realidad es crear un entorno de aceite resbaladizo que en nada ayuda a la resolución de problemas…