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“Lo que no solemos valorar”

Un artículo de Josep Maria Aguiló

Cuidado a una persona mayor.
Cuidado a una persona mayor.

Casi nunca solemos ser realmente conscientes del inmenso valor de nuestra propia autonomía personal, de no tener que depender de nadie para hacer cosas tan sencillas como levantarnos, ducharnos, vestirnos, desayunar o comunicarnos con los demás a través de las palabras, de los gestos cotidianos o de las caricias.

No solemos dar tampoco la debida importancia a poder salir de casa por nuestro propio pie, sin ningún tipo de ayuda, para pasear o para comprar, para ir al trabajo o para dirigirnos a un café o al cine, en donde quizás hayamos quedado con una persona amiga.

Del mismo modo, no solemos valorar tampoco casi nunca como debiéramos todas las cosas buenas que nos pasan cada día en la vida o a las personas que sabemos que son buenas personas y que están a nuestro lado.

Normalmente, sólo solemos valorar lo que de verdad vale la pena en nuestras vidas cuando lo hemos perdido de forma quizás ya irremediable o cuando sabemos o intuimos que muy posiblemente ya nunca volverá.

Si la fortuna o la suerte nos acompañan, o si nuestro ángel de la guarda nos protege sin descanso las veinticuatro horas del día, podemos llegar a mantener nuestra autonomía personal durante muchos años, en ocasiones incluso a lo largo de toda nuestra vida.

Pero si ello no fuera posible, un estado moderno es el que nos puede ofrecer entonces su ayuda, que en España se traduce en la llamada Ley de Dependencia.

A menudo, pienso que en nuestro país los medios y los dirigentes políticos deberíamos de considerar como una prioridad esencial hablar y debatir más a menudo sobre cómo podríamos mejorar la citada ley o las distintas ayudas sociales a todos los niveles, y no sólo en la actual situación de crisis.

Las ayudas sociales son siempre esenciales y valiosas en cualquier país, en cualquier sociedad, pues son el complemento necesario para poder seguir disfrutando de todas esas cosas que hacen realmente plenas nuestras vidas, que son las cosas mejores, las que casi nunca solemos valorar.


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