¿Qué representan las curas informales de personas con ictus y qué consecuencias tienen estas curas en la salud de los cuidadores? Un estudio del Parque Sanitario Pere Virgili señala que los cuidadores informales, es decir, los no remunerados de alguien que ha sufrido un ictus con secuelas dedican una media de 30,7 horas por semana. Esto equivale a un 76,8% de una jornada laboral de 40 horas.
El estudio se basa en las respuestas de 132 parejas de personas con ictus y sus cuidadores en el jefe de seis meses del episodio y revela que el perfil mayoritario de cuidadoras informales son mayoritariamente mujeres, en el 74,2% de los casos, con una media de edad de 59,4 años.
El hecho que la cura sea asumida principalmente por mujeres (sobre todo cónyuges, pero también hijas) coincide con conclusiones de estudios previos. Pero además, “no solo son mayoritariamente mujeres las que asumen la cura con más frecuencia, sino que también experimentan el impacto de la cura de manera diferente”, expone Aida Ribera, investigadora principal del proyecto y jefe de la Unidad de Investigación, Innovación y Calidad del Parque Sanitario Pere Virgili.
La peor percepción de las mujeres puede ser debida a la distribución desigual de las responsabilidades de cura y de la vida diaria. Según el equipo investigador, los resultados del estudio revelan la necesidad de desarrollar intervenciones integrales e integradas enfocadas en la detección temprana de la carga de los cuidadores y en la implementación de medidas de apoyo. “Estas medidas tendrían que incluir apoyo psicosocial y acceso a servicios de descanso para los cuidadores, especialmente para las mujeres, que soportan una carga mayor”, afirma Ribera.
“Los resultados de este estudio suponen un paso adelante para visibilizar la carga que soportan las personas cuidadoras y para impulsar un cambio necesario en las políticas públicas. Es fundamental que las políticas de apoyo a las personas cuidadoras incorporen la perspectiva de género y mejoren la conciliación laboral y familiar” subraya Lorena Villa, investigadora del proyecto.
Ribera y Villa insisten que es “imperativo” que las políticas no solo reconozcan la carga emocional y física que implica la cura, sino que también proporcionen los recursos adecuados para aliviar esta carga y mejorar el bienestar de las personas cuidadoras. “Consideramos urgente establecer colaboraciones entre investigación, política y la sociedad en general para garantizar un mejor apoyo en las cuidadoras informales, un pilar fundamental de nuestro sistema de salud y de bienestar”, añaden.
*Un artículo de Amic para Menorcaaldia.com