Aunque Menorca está lejos de sufrir la enorme carga turística de Mallorca o Ibiza, nuestras playas no son ajenas a la erosión causada por un flujo de visitantes cada vez mayor. Tanto la arena de las playas como las aguas que las bañan están presentando un nivel de contaminación cada vez mayor, así que se hace necesario adoptar estrategias de limpieza adecuadas para mantenerlas en todo su esplendor.
Desde el gobierno autonómico se están llevando a cabo grandes esfuerzos para mantener limpias nuestras playas y el resto de nuestras costas. Por el momento, los resultados están siendo positivos, pero no conviene bajar la guardia si queremos que nuestras playas sigan manteniéndose limpias como lo estuvieron durante nuestra infancia.
Análisis continuo de la calidad de las aguas
Una de las claves para garantizar la calidad del baño en nuestras playas es el análisis continuo de las aguas de la isla. Para esto se toman muestras de agua de las distintas playas y se analizan con un valorador Karl Fischer. Esto arroja unos resultados donde se puede apreciar cuál es la proporción de diferentes agentes químicos presentes en las aguas. Si algún agente tóxico arroja niveles superiores a lo normal, las playas afectadas se cierran para el baño.
Este tipo de análisis se realiza en todas las costas españolas, con especial énfasis en las playas más turísticas y en las costas afectadas por desastres ecológicos. Las costas gallegas y cantábricas se inspeccionaron con mayor frecuencia tras los accidentes del Prestige o el reciente derrame de ‘pellets’. En las Islas Baleares, por fortuna, no hemos sufrido una catástrofe ecológica de tanta escala, pero los análisis se llevan a cabo igualmente.
La concienciación entre los turistas
En Menorca también tenemos la suerte de recibir un perfil de turistas más concienciado con el respeto a la naturaleza, en contraste con el turismo de masas que tiende a concentrarse en Mallorca, Benidorm o Gran Canaria. Esto hace que resulten más sencillas las tareas de limpieza de las playas, porque los residuos arrojados por los turistas son menores tanto en cantidad como en proporción.
Pese a todo, no se escatiman esfuerzos para promocionar un turismo sostenible. Cada vez son más las playas menorquinas que cuentan con papeleras para facilitar la recogida de basuras, reduciendo al mínimo los desechos que terminan en nuestras aguas. Sin embargo, sigue habiendo turistas que no se preocupan por el medio ambiente, así que las labores de limpieza continúan siendo más que necesarias.
Limpieza manual y mecánica de las playas
Las principales playas de Menorca se limpian con frecuencia por parte del personal público. En las playas más importantes se pueden emplear ocasionalmente medios mecánicos para acelerar el trabajo de limpieza y depuración de las arenas. Sin embargo, los recursos con los que contamos para mantener nuestras playas en buen estado no son tan extensos como los de otras islas, tanto en el archipiélago balear como en el archipiélago canario.
Durante la temporada alta, por ejemplo, la playa de Son Bou presenta un estado que a veces está lejos de ser óptimo. A medida que Menorca continúa recibiendo un flujo cada vez mayor de turistas, es imprescindible que también cuente con mayores recursos para mantener limpias sus playas. En caso contrario, este flujo de turistas podría tener un impacto muy negativo en el valioso ecosistema de la isla.
El problema de los sistemas de saneamiento
Desde las instituciones menorquinas no se puede hacer prácticamente nada para prevenir la contaminación de las aguas causada por el tráfico marítimo de la región. Sin embargo, sí que podemos invertir en limitar nuestra propia contaminación, sobre todo la que proviene de los sistemas de saneamiento de Mahón, Ciudadela o Es Castell. Las aguas del sistema de cloacas de nuestras ciudades se vierten al mar y contribuyen al deterioro de nuestras costas.
Aunque ya se han implementado algunos sistemas de filtrado para impedir que las costas menorquinas se contaminen en exceso, lo cierto es que todavía hay un amplio margen de mejora en este aspecto. Nadie querría bañarse en la desembocadura de una alcantarilla. Mientras los sistemas de filtrado sigan funcionando solamente de forma parcial, las aguas de la isla continuarán deteriorándose cada vez más con el paso del tiempo.