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¿La IA en la sanidad? Sí, pero con criterios éticos

El Comité de Ética del Hospital Mateu Orfila organizó una jornada para debatir los usos y riesgos de la inteligencia artificial en el ámbito sanitario

Cuando la tecnología llega al mundo sanitario
Cuando la tecnología llega al mundo sanitario
Foto: Pexels

La inteligencia artificial (IA) está revolucionando múltiples sectores, y la sanidad no es una excepción. Con el objetivo de analizar sus aplicaciones y reflexionar sobre sus implicaciones éticas, el Comité de Ética del Hospital Mateu Orfila organizó una jornada que contó con la participación de Antonio Blanco Portillo, coordinador del Grupo de Trabajo en Bioética y Profesionalismo de FEMI. Durante su intervención, Blanco destacó tanto las oportunidades como los desafíos que plantea la IA en el ámbito de la salud.

Avances significativos en diagnóstico y tratamiento

Blanco explicó que uno de los campos más desarrollados actualmente en el uso de IA en la sanidad es el diagnóstico por imagen. Gracias a la capacidad de estos sistemas para procesar grandes volúmenes de datos y reconocer patrones con alta precisión, se están logrando mejoras significativas en la detección temprana de enfermedades.

“El diagnóstico precoz es un área donde la IA tiene un gran potencial. Puede reducir los tiempos de respuesta y actuación, algo crucial para detener el progreso de muchas patologías”, señaló Blanco. Asimismo, subrayó que la IA está abriendo nuevas posibilidades en el tratamiento de enfermedades raras, para las cuales tradicionalmente se requerían largos procesos de estudio. Los sistemas automatizados permiten identificar y proponer tratamientos más rápidamente, lo que genera esperanza para pacientes con estas condiciones poco habituales.

El doble filo de la gestión de datos

Sin embargo, Blanco también alertó sobre los riesgos asociados al uso de la IA en la sanidad, especialmente en lo que respecta a la gestión de datos. “La información es el nuevo oro”, afirmó en una entrevista con Radio Menorca. Este gran potencial también conlleva una amenaza: la posibilidad de que los datos personales y expedientes médicos sean vulnerados o utilizados de manera inadecuada.

Blanco insistió en la importancia de manejar estos datos con criterios éticos y con personal debidamente formado. Aunque reconoció que en Europa las normativas de protección de datos son robustas, también advirtió sobre la necesidad de mantenerse vigilantes para evitar la mercantilización de la información de los pacientes. “Es esencial contar con un código ético claro que asegure que los datos no sean mal utilizados”, añadió.

La importancia del juicio humano

Uno de los puntos clave de la charla fue la relación entre los sistemas automatizados y los profesionales de la salud. “Hoy es difícil discernir si la voz de un chatbot corresponde a un sistema automático o a una persona real”, apuntó Blanco. Por ello, enfatizó la necesidad de validar siempre la información generada por sistemas de IA con un médico o sanitario.

La IA no debe sustituir el juicio humano, sino complementarlo. Blanco defendió un enfoque crítico y prudente hacia los procesos automatizados: “La tecnología debe ser una herramienta al servicio de los profesionales, no un reemplazo de su criterio”.

Hacia un futuro ético y sostenible

El avance de la inteligencia artificial en el ámbito sanitario ofrece grandes beneficios, pero también plantea desafíos que requieren un marco ético sólido. Los debates como el organizado en el Hospital Mateu Orfila son esenciales para establecer las bases de un uso responsable de la tecnología, garantizando que el progreso técnico vaya de la mano con la protección de los derechos de los pacientes y la mejora de la atención médica.

Con una formación adecuada, regulaciones claras y una ética profesional sólida, la IA puede convertirse en un aliado clave para transformar la sanidad de manera segura y sostenible.


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