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“Fiesta del Día de la Constitución”

Un artículo de Adolfo Alonso

Fiesta de la Constitución.
Fiesta de la Constitución.

Empiezo hoy, en el dia de la Constitución, mi articulo, con un recuerdo para Juan Carlos Ortego, fallecido esta semana. Posiblemente yo sea uno de los que menos anécdotas tenga de él, en Maó o en toda la isla,  pero si algunas.  Hacer su  semblanza  también lo hago tarde y escasa, porque se han publicado muchas. Pero era una persona entrañable y no quiero dejar de escribir sobre él, y dedicarle el articulo tal dia como hoy.

 

Puedo hablar de cómo lo conocí. Fue en una entrevista que me hizo en el “Amadeus”, en la explanada de Maó,  para el Diario Menorca. Era un hombre de derechas o de centro derecha y se le iban las preguntas por ahí,  mientras que yo, como hombre del partido socialista, trataba de templar sus puyas por aquí y por allí. Pero la conversación resultaba interesante por lo que tenia de un intercambio de ideas sano, divertido e inteligente. Era toreo fino y gozón. De esta discrepancia no podía salir más que una simpatía reciproca.

 

Era un ateneísta nato. Los ateneístas no sé qué tienen pero se les conoce perfectamente sean del ateneo que sean, Cáceres, Burgos, Madrid o Maó. Abierto, de los de la Transición, de los de la nueva España democrática, de la de verdad y unida, bajo el paraguas de la esperanza , la reconciliación, la de la ingenuidad del “disputado voto del Rr. Cayo”. No dudó en participar cuando le invitamos  al igual que a Lola Maiques a participar en unas jornadas de ”dialogo entre masonería y sociedad”, en el Ateneo.

 

Luego un día nos  encontramos por la calle y me dijo que tenía que ir a Palma con un tema de salud serio. Deje pasar el tiempo y me comunique con él para saber cómo estaba. Bien , voy a pelear hasta el final me dijo. Nos comunicábamos periódicamente, a ver si quedamos para tomar un café, y el café se quedó sin tomar físicamente, hasta que nos lo tomemos por algún lugar otra vez y hablemos sobre si la política de Dios es de derechas o de izquierdas, después de todo gobierna el cielo y la tierra.

 

Cuando este año llegamos a la fiesta de la Constitución, para mí la Constitución de 1.978 es Juan Carlos Ortego o Lola Maiques, o Jordi Ribera o los periodistas  de aquella escuela a la que pertenecen. Con su punto de idealismo afortunado, o los que hacemos voluntariado periodístico gracias a ellos.

 

He tenido que pensar mucho con la palabra porque no me he atrevido a escribir en general,  celebramos o festejamos, o nos alegramos del día. Podría casi decir que en lugar de una fiesta para otros es lo que en el norte llamamos un “cabo de año”, o sea el día de recuerdo del fallecimiento de un ser querido. Pero ha sido el origen de mucha libertad, y mucha tolerancia y reconciliación. Hasta que nos hemos empeñado en bucear en el siglo  XV y en el siglo XVIII para buscar represiones, violaciones de derechos, etc., etc., etc.

 

Ciertamente hay que poner en duda la historia que nos han enseñado o nos enseñan, pero estamos en el siglo XX y en el XXI, por lo que no entiendo muy bien porque miramos hacia los siglos del pasado cuando podemos mirar hacia el futuro. Ya he escrito sobre el juego del presente, el futuro y el pasado.

 

Creo que la Constitución se nos está quedando pequeña. Sirvió para lo que sirvió, y en la historia del constitucionalismo español es un TOP si la comparamos con la constitución de 1.812, o la de la Republica de 1.931.  Y ha servido, pero creo que como todo buen instrumento necesita afinar. Las cuerdas del mejor instrumento  se dan de sí, cambian, se endurecen, y es necesario reponer y armonizar. Pues quizá estemos en ese momento.

 

Hay temas a reflexionar, el denominado estado de las autonomías, su encaje con una monarquía constitucional, la diacronía entre todas las autonomías, la forma de solidaridad política y económica. Pero para esto no hay que buscar en la historia, porque también es cierto que nos podemos volver locos con las interpretaciones de la historia. Sea cual sea la historia real de lo que hemos vivido juntos, merece la pena conservarlo. Es bonito. El día de la Constitución no es el día de hablar de las reformas constitucionales sino de lo que supone esta constitución desde su gestación hasta su nacimiento y desarrollo y celebrarlo.

Artículo 1

  1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
  2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
  3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.”

Es un producto que ha servido. Nos constituimos en un estado social, democrático de derecho con valores superiores de libertad, igualdad y pluralismo. Y en esto estamos, en el pluralismo, lo de la libertad habría que matizarlo especialmente algunas libertades que creo amenazadas. Es indudable, porque tenemos desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, y los nacionalismos democráticos, que como tal tienen derecho a estar amparados por esta propia constitución aunque no la quieran.

 

La Constitución ha vencido al terrorismo, el estado social y democrático de derecho ha ganado a ETA. ¿Para qué cambiarlo en base al pasado?. Comprendo y no lo deslegitimo que existan opciones que quieran una distribución territorial estatal diferente, pero amigos esto es lo que hay.

 

Hoy veremos los postureos irresponsables de algunos políticos, que son como la chispa para la pólvora, y seguiremos viendo como la confrontación va bajando de nivel, hasta llegar a los pequeños ayuntamientos en los que todo el mundo se conoce. No hace falta que recuerde lo que estos enfrentamientos en los pequeños ayuntamientos  ha supuesto en la historia de España.

 

Así que yo me alegro del día de la Constitución. ¡Feliz día de la Constitución! Lo celebro en lo que supuso y en lo que puede aún contener de valor, sin miedo al cambio. Pero cuidado, el cambio dentro del espíritu que nos llevó de la mano de políticos como Prat o de periodistas como Juan Carlos a discrepar amablemente en una construcción común de derechas,de izquierdas, y ateneística.

 

Hoy el mayor peligro para las libertades que tenemos es la amenaza de la libertad de expresión. Se ha acuñado un ariete contra esta libertad,  “los bulos”,  que se repite una y otra vez, para hacérnoslo interiorizar como las vacunas o las campañas preparatorias de alguna modificación legislativa. “Los  bulos” no pueden ser el caballo de Troya para quemar la libertad de expresión de la prensa. Pero prefiero que exista la libertad de mentir a la prohibición de hablar. Contra la primera esta la inteligencia y la crítica, contra la segunda no existe remedio democrático. El Alcalde de Ourense ha dicho que no va a hablar con la prensa, y esto es lo que decía. Estamos asistiendo a la apertura de la caja de pandora, pero en esta ocasión viene de arriba hacia abajo y cada vez más peligroso.

 

Por eso hoy creo que un viva la prensa y viva la libertad de expresión es lo mejor que puedo decir en este día. ¡Ah¡ Y que me dan igual los bulos. No me los creo.

 


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