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“¿Con quién vas a pasar las Navidades?”

Un artículo de Miguel Lázaro

"No es de extrañar que algunos familiares, se automediquen y empiecen la ingesta alcohólica, en la mañana de Nochebuena".
"No es de extrañar que algunos familiares, se automediquen y empiecen la ingesta alcohólica, en la mañana de Nochebuena".

Con tu familia o con tus seres queridos? Demoledora frase. Muchos no montan el Belén, porque prefieren y les gratifica más “armar el Belén “. La navidofobia se sostiene con un sistema límbico desaforado que traduce un desajuste de los famosos neurotransmisores que bajan al sótano: baja la dopamina (controla el placer, la motivación y el buen rollo), la oxitocina (el cemento de los vínculos), la serotonina, la diva de la serenidad que es la antagonista de la impulsividad y sube, más que el marisco, el cortisol y la adrenalina. Es decir la desregulación emocional, con un lóbulo frontal que se va de vacaciones al Caribe, lo inunda todo. Y qué decir del “cuñao/a” que se quiere cargar el happy navideño y que traslada su amargura, su victimismo y su mala leche por doquier y ajusta cuentas y malentendidos con los parientes, que ahora los tiene a tiro. Prójimo y próximo, como no aprovechar la oportunidad, y hacer de una navidad única, la misma Navidad de siempre.

He ahí la auténtica venganza del navido-familia-fóbico y lo que le da sentido a su vida. Joder la navidad a la familia. Crear un clima toxico que no logra airear ni los turrones, ni los villancicos, ni la ensaimada de crema cocida de pastelería Mir, ni los magníficos Pazo de Rubianes ni el cup de Son Prim. No es de extrañar que algunos familiares, se automediquen y empiecen la ingesta alcohólica, en la mañana de Nochebuena. El argot navideño (nochebuena, paz, celebración, alegría, fiesta, amor), despierta autentico sentimiento de odio y de rechazo en estos familiares de sangre pero no de afecto. De hecho ellos no pasan un mal enero, ya que se acompañan con los recuerdos que les proporciona un gran goce, de como intento boicotear la navidad a los parientes. Ese es su autentico mindfulnes. Incluso dejan de ir al psicólogo.

Pero lo peor es que cada vez son más expertos y perfeccionan su metodología en intoxicar a la familia en estas fechas. No se curan, ni tomando una tortilla de Prozac. Por supuesto su cónyuge digno de compasión traga, como suele hacerlo todo el año.

Algunos para evitar al depredador familiar se van fuera. No esta mal la estrategia, pero lo que más fastidia al carroñero/a , es que seas cordial, amable, que le beses , que le abraces, que le busques para brindar, que no seas grosero, que le invites a cantar un villancico conjunto, que sonrías a sus comentarios aniquiladores , que le cuentes que tiene el colesterol , el azúcar y la tensión altas, que le digas que la vida es complicada, que compartas media hora de despellejamiento del prójimo, que pulses tu botón de silencio si empieza a venirse para arriba y se empodera más que algún seudolíder político, trata de no amplificar el ruido para que sus comentarios no resuenen mucho y renuncia a la represalia.

Hay que aprender a lidiar con sus críticas con arte y salero. Y cuando su quejorrea empiece a rebosar tu buzón de la paciencia, no se te ocurra sugerirle un bozal, simplemente dile que es tu cuñada/o preferida y busca la complicidad de alguien de tu familia, para que la siga aguantando.

La gestión exige alta dosis de estoicismo y de estrategia familiar conjunta y planificada desde primeros de diciembre. Cuando se vaya sin haberos conseguido su objetivo , brinda como si no hubiera otro día.

No te desanimes. Sigue ennnavidado.

Molts d´anys.


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