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“Reyes y Pascua”

Un artículo de Adolfo Alonso

(Foto: CASA REAL)

Pongo fin con este artículo a mi tetralogía de Navidad. “Feliz solsticio de invierno”, “Un invierno en Menorca”, “Concierto de año nuevo”, “Reyes y Pascua”.

 

Se ha celebrado el día de Reyes y la Pascua Militar, con asistencia del Rey Felpe VI. El Rey no es, aclaro ni Melchor, ni Gaspar, ni Baltasar. Bastante tiene con ser rey a secas por ahora. También es tradicional que la navidades se terminen oficialmente con el acto de la Pascua Militar.

 

El año pasado hablé de la Pascua Militar. Hemos tenido la enorme fortuna de que un ejército salido de una guerra civil y de una represión dictatorial fuera convirtiéndose oficialmente hacia un ejército profesional y defensor de la Constitución del 78 y de la configuración política y territorio que en estos momentos tenemos. Esto no debe ser olvidado, es un consejo, por nadie, ni mirando hacia atrás ni mirando hacia delante. Como tampoco debe ser olvidado que una cosa son los generales y otra los coroneles, una los despachos y otra los cuarteles. Así que tengamos la Pascua en paz, feliz año nuevo y dejémoslos estar como parece que casi todo el mundo quiere por ahora. Es una institución que sin ser un poder del estado, funciona, como parte del estado, así que mejor no tocarla.

 

Este año me centraré en la monarquía; por el discurso de Navidad. No me interesa el contenido del discurso, me interesa la monarquía como forma de estado, la monarquía constitucional.

 

Si estuviéramos en la Tercera República, me pensaría votar como presidente a D. Felipe de Borbón. Entiendo que es un buen profesional que conoce su oficio, y trasmite unos valores en sus discursos que comparto, pero no lo estamos y entonces la verdad es que no me encuentro incómodo con Felipe de Borbón pero sí con la monarquía como institución, y con la figura de un rey o una reina. Podemos recordar a Miguel de Bulgaria, de la familia real búlgara, que cuando vio que no saldría adelante una monarquía se convirtió en Primer ministro electo del país.

 

Quiero decir con esto que separo la persona de la institución, pero que la cuestión para nosotros no es la persona sino la institución, monarquía o república. Este sí que es un debate constitucional que llevara la consecuencia del cambio sistémico.

 

Y debe haber bastantes personas incómodas. Aunque siempre nos han metido mucha imagen , política de imagen, sobre el Rey y la Casa Real, en tiempos de Juan Carlos I y Felipe VI, nos están pinchando las venas, por vía central, con el gotero de imágenes en esta ocasión con Felipe VI y la Princesa de Asturias. La princesa y su madre son de sangre asturiana como yo, por lo tanto, las dos son una de las nuestras y Asturias siempre será su tierra, sean reinas o no. Este es, por lo tanto, un artículo escrito desde el respeto y desde el cariño por dos paisanas y un trabajador, pero en cuestiones de orden público y sociedad las filias y las fobias no nos sirven.

 

Por muy bien que haga su trabajo el actual rey no deja de ser algo antidemocrático pues no podemos elegir al jefe de nuestro estado periódicamente. Puede parecer una contradicción, porque podría acogerse a un origen democrático, él o cualquiera otra reina. Es cierto, en este sentido, lo está pues se votó. El voto se hizo en unas determinadas condiciones, D. Juan de Borbón en Portugal, D. Juan Carlos de Borbón tutelado por Franco, la salida de una dictadura, la juventud democrática de la sociedad, la inocencia diría yo y reconciliación. Pero después se ha evolucionado. Ya es el destino , Dios o los dados los que marcan el nacimiento y la vida, y esto es lo que no es democrático porque va contra la igualdad de todos los seres humanos. La diferencia por razón de nacimiento. Una reina podrá arruinarse, pero no será pobre ni pasará necesidad, habrá tocado todos los lujos posibles, y tendrá la mejor formación, incluso especial, por un único motivo: haber nacido en una familia y ser la primogénita. Una persona necesitada o pobre o de barrio marginal nunca llegará a ser rey ni jefe de Estado en España.

 

Soy republicano desde que era chico y sigo siendo republicano. Hemos tenido mala suerte con las dos repúblicas. También hemos tenido mala suerte con la monarquía de la dinastía Borbónica. Las dos repúblicas, llegaron en momentos diferentes, pero siempre a la contra, es decir contra una monarquía borbónica y contra la iglesia católica y la segunda, además, con el mundo a punto de estallar. La dinastía borbónica se impone tras una guerra civil, entre dos familias, los Austrias y los Borbones, que aún hoy colea por Cataluña. Es una guerra bastante olvidada a nivel político dentro de la historia oficial del franquismo y de la historia general de España. Es un episodio histórico socrático, solo sé que no se nada de lo que pasó y contaron. Un mito fundacional en relación de los intereses políticos y que se mete en las raíces de Castilla y Aragón y de la confederación por matrimonio de dos reinos en el siglo XV. Es remarcable como se impone el modelo castellano en el relato histórico al modelo aragonés, y no son comparables. Esto puede ser una de las explicaciones de la Guerra de Sucesión y como ganó el modelo castellano con unos Borbones descendientes del absolutismo francés más severo, frente al modelo aragonés que sostenían los Austrias. Y es el modelo que de forma algo matizada ha entrado en la Constitución, pero la dinastía de los reyes siguió. Es la misma, los Borbones.

 

¿Y qué pasa con los Borbones? Que tienen un karma. El que han tenido Alfonso XII, Alfonso XIII, Isabel., Fernando VII, D. Juan y D. Juan Carlos. Les gusta la buena vida, y llevar dos o tres si pueden al mismo tiempo. Por lo tanto, la imagen de vida privada y la imagen de la vida pública no son conciliables. Cuando uno apuesta como su mayor activo político por la imagen pública, la vida privada no puede ser diferente y si es diferente no puede creerse en la invisibilidad. El pasado también existe y no puede borrarse y las fotos van y vienen.

 

Hemos vivido una monarquía, la de Juan Carlos I, basada en un solo punto. Se le ha adjudicado la estabilidad de la democracia al parar, presuntamente, el golpe de Estado del 23 de febrero. Sin embargo, a mí no me encajan las fichas. Sabino Fernández Campos, es el de la frase sobre el general Armada: “ni está ni se le espera”. No obstante, algo pasaba por dentro porque Sabino le dimite o se va, como se quiera, de Jefe de la Casa Real. El General Armada, monárquico y tutor o educador de Juan Carlos, se traga el 23 -F, Milans del Bosch, monárquico y general, se traga el 23 -F. Pero el Rey sale de uniforme a las horas, no inmediatamente, diciendo que todo el mundo a casa. Al cabo de un tiempo, el Rey por medio de sus amigos, paga a una vedete y explora el cristo del mundo del circo, por temillas escabrosos de infidelidad. Y después llega lo del elefante y Corina, que se sepa, y la fundación y los juicios en Londres, la cesión de poder a su hijo, el título de emérito, la renuncia de su hijo a no sé qué fundaciones, la península arábiga para vivir -se vive bien allí y con dinero-, la desaparición de Mallorca, la aparición en Sanxenxo, el alejamiento absoluto de Doña Sofía, que no quiere ni verlo. Y las dudas sobre su veracidad y su actuación el 23 F aumentan en progresión geométrica. No es pensable que Armada, Milans del Bosch, Sabino, Diego de Prado después actuasen por libre. Lo más razonable es pensar que se “comieron un marrón” por las razones que se quieran pensar.

 

Esto forma parte de la tradición borbónica, Alfonso XIII , y sus cosillas del espectáculo, Alfonso XII, etc. El actual rey, a día de hoy, parece que quiere romper este karma, pero ¿quién se puede fiar de lo que pasará? La sucesión hereditaria no ha funcionado en este país, y la república tampoco, pero por motivos diferentes. La monarquía no sirve ni para la estabilidad porque la estabilidad que se vende es una estabilidad aparente, ni tampoco para el futuro. Y esto es al margen de quien sea el rey a día de hoy, por muy buen trabajo que esté haciendo. Nos están metiendo una política de imagen muy intensa sobre la Princesa de Asturias, pero también nos metieron una campaña intensa con D. Juan Carlos y al final para lo que sirvió fue para vender humo.

 

Entonces, en esta Pascua y en este año que empieza, nos encontramos ante una encrucijada constitucional, si mantenemos la monarquía o si nos planteamos una república. La cuestión de la república es la de las condiciones. Hay condiciones favorables o no para su instauración. Al igual que Juan Carlos I, siempre que hemos tenido una república ha aparecido un cristo en escena. Con la actual política del barro que se hace en España, no veo la posibilidad de una república estable. Pero es un problema de tiempo y de momento, porque desde el punto de vista de las condiciones del país, en estos momento se dan riqueza, Europa, formación, cultura, educación, autonomías como primer paso. Pero falta un pacto de estado sobre los límites de una república federal y falta tranquilidad política y social. Mientras tanto ya nos va bien con el actual Rey Felipe VI. Creo que esta teniendo que tirar para adelante contra la historia, contra su familia, en un esfuerzo de actualizar la institución, modernizarla y hacerla volver a ser fiable. Pero una persona no es una monarquía, puede ser la excepción. No sabemos qué pasará con la futura reina por mucho que nos la pongan subiendo por unas cuerdas o en la academia militar y nos metan una campaña de simpatía para mostrar una imagen responsable y respetable. Parece tan trabajadora como su padre, pero quien sabe la verdad. Esto no son ni filias ni fobias, simplemente no puede ser que tengamos un jefe de estado por pertenecer a una determinada familia que ha nacido en determinado momento. La familia real sabe que siempre tendrán su casa en Asturias, pero no estaría de más que hicieran una allí, que fomentasen de verdad sus raíces y su vinculación vital al Principado, porque quizá, este sea su lugar futuro y donde mas queridos vayan a ser. No se puede ir a la reserva de los astures solo a entregar unos premios una vez al año.

 

Quizá ahora no podemos cambiar esto, pero llegará un momento en que deberemos  cambiarlo, o al menos consultar su cambio.

 

Melchor , Gaspar y Baltasar se volvieron a su tierra. Alfonso XIII, Juan de Borbón y Juan Carlos I también se marcharon. Prefiero a los reyes magos obviamente. No hay condiciones aún para el cambio constitucional y para las consecuencias de este cambio, pero es hora de plantearlo con tranquilidad y serenidad.

 

 

 

 

 


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